Le ofrecieron un papel a Silvia Sidney, aquella fina actriz cinematográfica de los años treinta, y ella lo estudió a fondo. Y dijo que sí. -"No quiere saber las condiciones económicas?" le preguntaron. Silvia Sidney quedó como sorprendida. Tanto, que tardó en reaccionar. Más tarde, lo comentó con una amiga: "No valgo para esto. Cuando me gusta un papel se me nota tanto que cualquier día voy a hacerlo en balde".