Carole Lombard, la actriz de cine, era mujer a la que le gustaba puntualizar todo. Y, además, era muy estricta a la hora de recibir elogios. No admitía que le adornasen con éxitos que creía que no le correspondían. En una ocasión ofreció una fiesta en su casa, y al salir al jardín, uno de sus invitados le dijo: "Estará usted orgullosa de sus rosas..." a lo que Lombard contestó: " No. De quien estoy orgullosa es de mi jardinero".