Bob Hope fue en numerosas ocasiones al frente de guerra para entretener a los soldados norteamericanos. Hacía todo lo que sabía; ellos se reían, y Hope volvía a Estados Unidos. Y los que le conocen dicen que de mal humor. En su regresó comentó: "Se siente uno mal. Son chicos que pueden morir, y sí, se les hace reir durante unos minutos, pero luego uno se vuelve a su casa, segura, abrigada, donde nada falta".