Fernandel, el actor cómico francés, sacó no poco partido de su fisonomía. En efecto, sus ojos saltones, su boca grande, le ayudaron mucho para el gesto de estupor de sus graciosos personajes. Un día dijo: "Y pensar, que a los quince años me sentí muy desgraciado, al darme cuenta de lo feo que era. Y si llego a ser guapo, no hago carrera."