Richard Conte, un actor sobrio, seguro, no pasó de ser una segunda figura, un nombre escrito con letras de tamaño mediano en los repartos, eso sí, de muchas películas. En una ocasión se quejaba: "En algo tiene que consistir. Yo no me considero ni mejor ni peor que muchos de los que han conseguido el estrellato." remarcó, a lo que tras una pausa, confirmó: "Debe de ser que tengo una cara de segunda fila".