Al gran Charles Chaplin le preguntaron en una ocasión a qué se debía su triunfo. Y contestó: "El mío, no sé. Pero el de Charlot, mi personajillo, se debe, indudablemente, a la crueldad de la gente... "¿A la crueldad?", le preguntaron, a lo que Charlot respondió: "Sin duda. Si la gente fuese como es debido, Charlot, siempre desgraciado, siempre derrotado, no haría reir sino llorar".