Boris Karloff, actor de cine que se hizo famoso por su interpretación del monstruo de Frankenstein, charlaba un buen día con un señor al que acababa de conocer. Y el buen señor estaba asombrado. Y manifestó su asombro: "Resulta que usted no es como en las películas...", a lo que Karloff le contestó: "Claro. Yo soy un actor. Si fuese como en las películas, sería un monstruo".