Los aficionados al cine que no sean muy jóvenes recordarán la dulce belleza de Silvia Sidney. Siempre le dieron papeles de buena chica, precisamente por eso, por su dulzura. Aunque, probablemente, ya que se trataba de una sensible actriz, en cualquier papel hubiera triunfado. Un día le preguntaron si sería capaz de hacer un personaje desagradable, a lo que contestó: "Si. Aunque me costaría más trabajo".