Cuando ya estaba prácticamente retirada del cine Joan Blondell, aquella actriz de los años treinta, fue a una fiesta, en la que le presentaron a una joven estrella. Y ésta se asombró al verla: "se conserva usted muy bien". "No me conservo mal". "Muy bien, es asombroso". Y ante tanto asombro, Joan Blondell dijo: -"Vamos, hija, qué creías, que yo ya trabajaba en el cine antes de inventarse el cine".