Edward G. Robinson interpretó en numerosas ocasiones el papel de gángster. Llegó a especializarse. Concretamente, consiguió un gesto, con los labios apretados y la mirada fija, que resultaba de lo más duro. "Es un problema", dijo en una ocasión. "¿Un problema?", "En ocasiones. El otro día estuvo en casa una sobrinita, me salió el gesto y no querais saber el llanto de la cría", contestó.