El famoso director de cine John Ford estaba pensativo aquel día y un amigo se lo notó. Se encontraron en el bar de unos estudios y le dijo "¿Que te ocurre?". "Ese actor, que no hay manera de que me haga caso" le reportó Ford. "Pues sustituyelo". A lo que John contestó "No. Siempre he pensado que una película es como una escultura. El barro puede estar más o menos blando, pero un escultor de talento tiene que acabar por trabajar con él".