David Niven estaba pintando una acuarela en la terraza de un hotel. Embebido. Y no notó que unas muchachas se le acercaban. Y una de ellas le reconoció "¿Usted es David Niven?". "En efecto". "¿El actor?". Y él en uso de un fino sentido del humor respondió "No, ahora, el pintor".