Ana Magnani, la gran trágica del cine italiano, hablaba aquel día de su trabajo. Y le quitaba importancia. "Lo que si es duro es lo de los actores cómicos... Fabrizzi, Totó...". "Y lo de usted no", le dijeron. "¿Poner a la gente el corazón en un puño, según está el mundo no puede ser más sencillo".