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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con frecuencia hemos podido ver en la pantalla la persecución de que han sido objeto los más diversos artistas de todos los géneros y artes bien por regímenes dictatoriales o por la censura, ya sean escritores, cantantes, pintores, cineastas, etc por su ideología o por su homosexualidad en ocasiones.
En este caso Tribunal cuenta la historia de Narayan Kamble, un anciano de 65 años, activista y cantante popular, al que llaman el poeta del pueblo, que es apresado y juzgado por una absurda acusación: la letra de una de sus canciones ha incitado al suicidio a un joven trabajador de las alcantarillas de Bombay, sobre el que nunca se investiga si ha tenido otras motivaciones para llevarlo a cabo.
Con un guion reivindicativo y humano, muestra un fresco de la sociedad de la India y cuestiona un sistema legal obsoleto e irracional que prolonga los juicios o los aplaza por incomparecencia de los testigos originando retrasos y citando para nuevas vistas en lejanas fechas.
La película combina drama y comedia, lanzando una mirada realista a los personajes, a la sociedad india, compleja y rica en contradicciones, que hace una denuncia del sistema judicial indio, en cuyo juicio se personan los policías que lo arrestaron, testigos poco fiables con falsos testimonios, la viuda de la víctima, débiles pruebas, etc.
El guion, falto de dramatismo y con ritmo premioso, introduce fríamente en la trama, además del juicio central en torno a Narayan Kamble, otros que no interesan a la audiencia, como el que el tribunal suspende por llevar la acusada un vestido sin mangas y no ser éste de colores sobrios, lo que demuestra lo absurda que es la justicia en ese país, que alargan la duración innecesariamente.
Hay incluso algunas escenas que nada dicen como la de la compra que hace el abogado, la de la abogada de la acusación que va por los niños al colegio o se entretiene en hacer la comida, e igualmente la de la cena del abogado defensor con sus padres, que aportan lo que es la vida que llevan estos personajes, que no nos interesa, que sirven de ejemplo de lo que argüimos en este sentido, mientras que la del protagonista, que pensamos que es más interesante, queda en un segundo plano, casi olvidado, ya que apenas aparece en escena en unas cuantas ocasiones.
Por otra parte la lectura que hace la abogada de la acusación de los cargos que se le imputan es demasiado larga y prolífica.
Con unos recortes de montaje de algunas escenas que se prolongan sin necesidad, que son demasiado largas, hubiera ganado en el ritmo del montaje ya que parece que el director no conoce lo que es una elipsis. Curiosamente fue rodada en 45 días y su proceso de montaje duró ¡seis meses!.
Describe de forma realista un sistema judicial surrealista en el que la libertad de expresión queda en entredicho.
Tiene su trama un interés social, político y cultural, al tiempo que hace la fotografía de un sistema judicial injusto, de la corrupción política, los prejuicios de clase y la intolerancia ideológica.
Es la ópera prima del joven director indio Chaitanya Tamhane y fue la que la India envió a competir en los Oscar al mejor film en habla no inglesa.
En el elenco la mayoría de los actores no son profesionales y otros evidentemente son amateurs.
La cinta a nivel de crítica ha obtenido un resultado loable con más de una veintena de premios, entre ellos el de mejor película y Premio Luigi De Laurentis en la sección Horizontes de la Mostra de cine de Venecia 2014. Cuatro premio en el Festival de cine independiente de Buenos Aires: mejor film, actor (Vivek Gomber), Fipresci y Signis. Premio nuevos talentos en el Festival de Hong Kong. Mejor cinta y director en Mombai y en Singapur.
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