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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine infantil se está prodigando últimamente y con bastante frecuencia llegan películas para ellos pero ya no tienen que ser exclusivamente americanas, sino que también son de otras nacionalidades, como es el caso de esta semana con dos japonesas pertenecientes a distintos años y ambas nominadas al Oscar en su categoría de animación, 'El cuento de la princesa Kaguya' (2013), de Isao Takahata y 'El recuerdo de Marnie' (2014) de Hiromasa Yonebayashi.
Es una historia compleja, una evocadora fábula con verdades que contar sobre la amistad, las relaciones familiares, la depresión, la soledad y aprender a aceptar el pasado.
Anna es una chica triste, tímida, que le cuesta relacionarse con los demás, que padece asma y vive en la ciudad de Sapporo con sus padres adoptivos, el señor y la señora Pegg, que reciben una pensión por ella, aunque nunca se lo han confesado, lo que le hace pensar, cuando se entera, que no la quieren.
En verano Yoriko, su madre adoptiva, decide enviarla a la provincia de Hokkaido (Norfolk en la novela) para que se recupere de su enfermedad quedándose allí con su tía Oiwa, donde recorre las dunas cerca del mar y ejerce su afición a dibujar.
Mientras juega en el agua descubre la Casa del Pantano, de la que los paisanos dicen que está habitada por fantasmas, que a Anna le resulta familiar, donde halla a una enigmática niña de larga melena rubia, llamada Marnie, que vive en esa vieja mansión, que se convierte en su primera y mejor amiga, de quien aprenderá muchas cosas que no sabía, compartiendo juegos, confidencias y sabrá también que no es quien creía ser.
Un film de dibujos japoneses preciosos, muy realistas, en los que se nota la influencia del Studio Ghibli y de su creador Hayao Miyazaki, un poco complejo para los niños y más asequible para los adultos, que habla de algo tan bonito como es la amistad de las dos niñas más allá de la soledad, hasta que llega un momento en que no sabemos qué es realidad o imaginación.
El guion está basado en la novela gótica 'Cuando Marnie estuvo allí', de la escritora e ilustradora inglesa Joan G. Robinson, publicada en 1967, que fue considerada una de las mayores obras de la literatura infantil británica y aunque traslada la acción a los pantanos japoneses de Hokkaido, sin embargo algunos de los personajes femeninos adolescentes, que se encuentran en el tránsito de la iniciación y la búsqueda de la identidad, no tienen perfiles orientales y sí muchos guiños a la cultura occidental que recuerdan a personajes de algunas cintas clásicas.
Era uno de los libros preferidos de Hayao Miyazaki y no es fácil de adaptar al cine puesto que buena parte de su evolución se apoya en los diálogos entre las dos niñas, donde se encuentra el mayor placer del texto literario.
En la película destacan sus elementos fantásticos, es poética, emocionante, con algunos momentos emotivos entre las niñas en su paso a la madurez que son casi exclusivamente las protagonistas, siendo fácil identificarse con la introvertida Anna.
Hiromasa Yonebayashi, director que debutó en el largometraje con 'Arriety y el mundo de los diminutos' (2010), mezcla en este su segundo título realidad y fantasía con un guion que se hace un tanto confuso en ocasiones al introducir sueños, pesadillas y fantasía, aunque al final tiene una larga parte en la que una pintora, la señora Hisako, aclara la dramática y rocambolesca historia que adolece de cierta falta de fluidez narrativa.
Técnicamente no tiene defectos, con un trazo firme, con una rica paleta de exquisitos colores, textura en cada fondo de bucólicos paisajes y deliciosos efectos atmosféricos.
En la banda sonora se incluye el tema 'Recuerdos de la Alhambra', de Francisco Tárrega de fondo.
Fue nominada al Oscar de animación 2016 y ganó el Premio del jurado joven en el Festival TIFF Kids.
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