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CRITICA
Por: PACO CASADO
El género de moda entre los espectadores jóvenes sigue siendo el terror, ya que no hay semana que no se produzca algún estreno de película de esta clase.
Aunque comienza con cinco jóvenes que acaban los exámenes y dicen adiós al instituto, no se trata del clásico film en el que se ven perseguidos por el psicópata de turno. Para celebrarlo alquilan una cabaña en un bosque para pasarlo bien. Pero una de las chicas coge un virus contagioso que degenera la piel y produce la muerte.
El espíritu de supervivencia aflora y también el egoísmo, que acaba con la solidaridad, la falta de compañerismo, la ruptura de la amistad e incluso el amor que existe entre dos de ellos. Lo importante es sobrevivir a toda costa.
Hay una especie de metáfora superficial sobre la injusticia social, la insolidaridad, el racismo, la degeneración de la sociedad actual y de los valores del hombre, aunque esto sea como coger el rábano por las hojas.
El egoísta que sólo quiere practicar el sexo con su novia pero a la hora de la verdad la abandona; el ingenuo que se ve manejado por una chica; el que sólo siente placer destruyendo; unos lugareños racistas y unos policías que pasan de todo, son algunos de los personajes de esta historia.
Cinta de serie B hecha con presupuesto muy reducido y con los elementos imprescindibles para producir el terror.
Los protagonistas no son atacados por ningún espíritu sobrenatural, monstruo, ni violento psicópata. Esta vez viene de ese virus mortal, del miedo a la infección que produce las muertes entre ellos en sus vanos esfuerzos por salvarse. Y finalmente enfrentados a un grupo de colonos o a una policía un tanto pasota que más que ayudar estorba.
Una crítica al egoísmo y la estupidez humana, cuyo resultado es una visión pesimista.
Es el debut como guionista y director de Eli Roth que sin ser una obra maestra, aún circulando por caminos trillados del género, no es un film despreciable.
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