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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano suele beber en las fuentes del europeo y con mayor frecuencia en el francés para hacer sus versiones de películas taquilleras, pero en este caso es el cine galo el que ha puesto sus ojos en un éxito del nuevo continente, concretamente de Argentina, y en su film 'Corazón de León' (2013), algo que no es habitual.
Diane es una guapa y conocida abogado de éxito, divorciada desde hace tres años, que ha perdido su móvil y recibe una llamada de Alexandre, la persona que lo ha encontrado, un arquitecto famoso, un hombre encantador, educado y culto, un perfecto caballero que la invita a reunirse con ella al día siguiente para devolvérselo, pero su encuentro no es el que había idealizado por su voz y en la forma de comportarse por teléfono.
Cuando se encuentran, Diane descubre que es un hombre bajito. A partir de ese momento ella trata de superar los prejuicios de la sociedad y sus propios miedos a experimentar el mejor momento de su vida.
De este encuentro nacerá un curioso romance entre la brillante abogada y este pretendiente que destaca, entre otras cosas, por su corta estatura de 1'36 metros, en donde entran en juego los prejuicios de la familia y amigos de ella.
El guion es una adaptación de la cinta argentina 'Corazón de León' (2013), dirigida por Marcos Carnevale, que cuenta una historia de amor un tanto diferente, que tuvo un enorme éxito en su país, siendo muy respetuoso y fiel con el original.
La verdad es que salvo los cambios de nombres y algunas pequeñas escenas que son diferentes y que no estaban en la anterior versión, por lo demás sigue siendo más o menos igual que aquella, con la misma complejidad de los personajes y lo que no ha variado es la idea y el fondo de la historia, el problema de enamorarse de un hombre tan diferente a como era su marido, tanto en estatura como en los sentimientos, en la forma de comportarse con ella, por lo que no le importa el qué dirán los demás de una relación tan peculiar.
El argumento es divertido y el tema es cómo nos vemos y la percepción que la sociedad tiene de nosotros aún siendo normales y mucho más cuando hay alguna diferencia física como es el caso, lo que no debe influir en los sentimientos y lo que se siente por la otra persona, con sus virtudes y sus defectos, en defensa de la diversidad.
La película funciona muy bien a nivel cinematográfico, sobriamente llevada a cabo en la puesta en escena por Laurent Tirard, de forma elegante, en la que va más allá de lo emotivo y para lo que ha contado con una buena cabecera de reparto con el oscarizado actor francés Jean Dujardin al frente acompañado por la guapa y buena actriz belga Virginie Efira en los principales papeles protagonistas y de Stéphanie Papanian en el papel de Coralie, la entrometida secretaria cotilla que tiene algunos de los momentos más divertidos.
Este film tiene en su contra, para los que ya hubieran visto el original, que todo le resulta conocido y tal vez les haga menos gracia, pero no cabe duda de que el material de base es interesante y que garantiza pasar un rato con situaciones muy jocosas.
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