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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando se unieron la productora Fox y el estudio Blue Skay dieron con un producto que fue muy rentable 'Ice Age: La edad de hielo' (2002) que pronto se convirtió en una franquicia de la que se han producido ya cuatro entregas y 'Ice Age: El gran cataclismo' (2016) supone la quinta de esta saga.
Desde el inicio todos los guiones han tenido, más o menos, el mismo esquema, siendo uno de sus personajes más emblemático la ardilla que persigue a su ansiada bellota, junto a otros animales que han permanecido en todas las entregas que ya son conocidos de todos los públicos.
En esta nueva historia de la simpática ardilla Scrat y su mítica y escurridiza bellota se encuentran en una nave en el espacio, donde accidentalmente, una vez más, el roedor desencadena sin querer una serie de acontecimientos cósmicos que amenazarán el mundo de la Edad de Hielo y de todos sus habitantes.
Para salvarse de ese gran cataclismo, Sid, Manny, Diego y el resto de la manada, deberán salir de sus hogares y embarcarse en una nueva excursión que les llevará a una aventura llena de peligros y situaciones divertidas, viajando por tierras exóticas donde se encontrarán con unos personajes muy peculiares.
Hasta aquí la serie ha sido sumamente rentable y se espera cada nuevo capítulo, aunque a veces se han distanciado algo de más tiempo, pero el esquema se está haciendo ya un tanto repetitivo, lo que evidencia el transcurrir de los años y el desgaste de la historia, que se hace mecánica, previsible, rutinaria, que ha perdido originalidad, en la que siempre han de salir de viaje huyendo de algún peligro.
En esta ocasión se le añade el aniversario de cumpleaños de Manny, el próximo enlace matrimonial de su hija Melocotón con Julián, a la que teme perder de su lado cuando esto suceda, con la consiguiente reserva con respecto a su futuro yerno, junto con la amenaza destructora de un asteroide, una lluvia de meteoritos y una tormenta eléctrica que pondrá a todos los pelos de punta o la ciudad cristalizada de Geotopía que son los principales motivos que tratarán de originar la comicidad de esta nueva entrega.
A lo largo de la trama hay algunas referencias cinéfilas como la escena en la que dos monos tocan unos troncos ahuecados o una especie de monolito que lleva inscrita una leyenda que nos hace pensar en '2001: Una odisea del espacio', de Stanley Kubrick, 'Armagedón' (1998), de Michael Bay, o 'Deep impact' (1998), de Mimi Leder, por aquello del asteroide, por citar algunos ejemplos.
Una de las virtudes de estas películas es el fomento de la familia puesto de manifiesto en las parejas Manny y Ellie, Diego y Shira que duda si será una buena madre, Melocotón y Julian o el propio Sid buscando pareja, así como la unidad entre sus miembros, y también el valor de la amistad, la ayuda y solidaridad para con los demás cuando se encuentran ante algún obstáculo a superar.
Aunque Scrat está fuera de la tierra y prácticamente tiene un par de intervenciones que, como siempre es la que provoca el cataclismo, es quien produce los mejores momentos cómicos de esta nueva aventura habiéndose convertido ya en un personaje clásico del mundo de la animación.
Esta vez el film pierde el ritmo en algunos momentos, por lo que pensamos que la serie va perdiendo fuerza, siendo ésta más endeble que las precedentes.
La dirección de esta saga se suele hacer en pareja, en este caso le toca repetir a Mike Thurmeier al que se añade el nuevo nombre de Galen T. Chu.
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