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CRITICA
Por: JOSÉ MONTESINOS
Los ejecutivos que mandan en los grandes estudios ya se han dado cuenta desde hace un tiempo que es un valor seguro para ellos y por lo que apostar y no cabe duda de que ahora mismo son las adaptaciones de los cómics y los superhéroes lo que está de moda, aunque como siempre suele ocurrir en estos casos, se están encargando de matar a la gallina de los huevos de oro.
Ahora es el cómic ideado por Robert Kanigher, Ross Andru, John Ostrander para DC el que ve la luz en los cines bajo la antenta mirada de David Ayer, quien ha escrito el guion y dirigido el film.
Amanda es la líder de una agencia secreta del Gobierno norteamericano que recluta a un grupo de despiadados asesinos, a cada cual peor, que se encuentran entre rejas en una prisión de máxima seguridad.
El motivo no es otro que un ente diabólico que está destrozando la ciudad y lo que es peor, pretende apoderarse del mundo y qué mejor que combatirlo con estos seres a los que les promete a cambio una rebaja sustancial de sus penas.
Con estos mimbres se presenta “Escuadrón suicida”, y en la que incluso aparece Batman al principio y al final ya que lo que se pretende con esta película es conjugar a todos los superhéroes de DC como lo está haciendo Marvel.
Digamos pues que el comienzo de esta nueva película es justo el final de 'Batman Vs. Superman: El amanecer de la justicia'.
Mucho se ha hablado sobre la producción de este largometraje, ya que se pretendía dar un giro nuevo al mundo de los superhéroes, más al estilo de ‘Deadpool’, pero todo ello ha quedado en agua de borrajas, pues lo que aquí nos encontramos es una cinta similar a otras, solo que ninguno de los protagonistas tiene un poder especifico, son simplemente seres humanos con unas cualidades innatas para hacer el mal y de eso se aprovecha el gobierno.
David Ayer, su guionista y director, ofrece una película en la que la mitad del metraje se va en presentarnos a cada uno de los protagonistas y la otra mitad en la batalla final que se produce entre ellos.
En este aspecto está dividida en dos partes bien diferentes, una primera donde se nos pone en antecedentes de cada uno de los personajes, aunque sobraba tanto dato acerca de ellos, se podría haber aligerado bastante este tramo; y una segunda donde se pasa a la acción pura y dura.
El film posee una buena labor fotográfica de Roman Vasyanov, teniendo en cuenta que prácticamente todo el metraje o es en sitios lúgubres o de noche; también cuenta con una partitura musical que se ajusta bien a las imágenes.
Pero donde no estamos de acuerdo es en la dirección de un David Ayer que baja enteros con respecto a otras cintas anteriores.
El director creemos no ha sabido exactamente qué tipo de película ha querido llevar a cabo y deja un regusto amargo, tanto en un guion que no aporta nada, con diálogos facilones en muchas ocasiones y en el que simplemente se dicen chorradas, no se va nunca a nada interesante, como en la dirección, donde sí mantiene el pulso de la acción, pero donde nunca vemos una labor concienzuda, quedándose a medio camino y logrando un largometraje ramplón, que puede agradar a un sector del público ávido de este tipo de género pero nada más, ofreciendo una producción vacía por dentro.
Will Smith vuelve a ponerse al frente de una película comercial tras los últimos fracasos que ha tenido en taquilla, seguido por una Margot Robbie quien se está abriendo un hueco a paso veloz y sin encasillarse y en el resto del equipo encontramos a una fría Viola Davis o un Joel Kinnaman al que no terminamos de creernos en su papel, seguido de la modelo Carla Delavingne, a la que tampoco vemos una interpretación correcta.
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