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CRITICA
Por: JOSÉ MONTESINOS
De un tiempo a esta parte son muchos los rostros habituales de la pequeña pantalla los que son reclamados para largometrajes, por aquello de si suena la flauta y se consigue el éxito gracias a ellos.
Pero además de esto para que una película tenga éxito debe tener un buen sustento en la historia que se nos narra y muchas veces por aquí es por donde hacen agua las películas. En esta ocasión nos enfrentamos al nuevo film de Mar Targarona que ya rodó en 1995 la comedia ‘Muere mi vida’ y que luego se dedicó al mundo televisivo con un par de series hasta que tras el tiempo reaparece con este largometraje.
Un niño es recogido en plena carretera con sangre en su ropa y aturdido. Cuando se inicia la investigación policial el niño asegura que ha sido secuestrado y pudo escapar.
La policía da con el presunto secuestrador sobre el que recae todo el peso de la madre del niño, abogada de éxito, que contrata a un par de maleantes para que le den una paliza.
Pero a partir de ahí la historia va dando giros imprevistos y donde nadie es lo que parece.
El argimento que ha pergeñado Oriol Paulo posee los típicos convencionalismos del género pero se agradece ciertos giros que va dando la historia y que hacen que esta se haga mucho más amena para el público, aunque unos minutos después del arranque esta decae un poco con algunas lagunas.
La dirección de Mar Targarona es eficiente, muestra un thriller con momentos de tensión, algunos más creíbles que otros y afianzando su menester en el apoyo del elenco interpretativo, todos ellos con bastante rodaje y quienes sacan adelante sus respectivos papeles con convicción.
Que a la historia se le podría haber sacado más provecho pues sí, pero es la que es, y al menos distrae al respetable durante su metraje, cosa de agradecer
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