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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dicen que las comparaciones son odiosas y esa frase es aplicable a la hora de criticar esta película que algunos han dicho que es casi un remake de 'Las aventuras de Priscilla, reina del desierto' (1993) y nada más lejos de ello.
Sí es cierto que en lo único que coinciden es en que ambas tienen a tres drag queens como protagonistas, pero las acciones van por caminos muy diferentes.
Aquí las tres reinonas, escandalosas aunque un tanto ingenuas, tras ganar dos de ellas un concurso de belleza, parten hacia Los Angeles para intervenir en la final.
Una avería en el Cadillac del 67 que conducen, hace que tengan que parar en un inhóspito pueblo de pocos habitantes, en el que el mayor acontecimiento es celebrar los dos días de la fiesta de la fresa.
La aburrida estancia es aprovechada para hacer cambiar a sus habitantes y poner ciertas cosas en su sitio, aunque éstos también influyen de alguna manera en ellas.
El guion es como un cuento de hadas con dos partes diferentes. Una primera que es el concurso y presentación de los caracteres y buenos sentimientos de las tres protagonistas, que se irán desarrollando y poniendo cada vez más de manifiesto durante la estancia en el pueblo, donde transcurre la mayor parte del film. Ellas son como ángeles del cielo y transformarán a sus anquilosados habitantes.
A los muchachos los enseñarán educación y buenas maneras a la hora de tratar a las damas y a éstas a hacerse respetar y saber conquistar a los hombres.
La cinta está llena de constantes citas cinéfilas con diálogos ingeniosos y chispeantes que ilustran las divertidas situaciones, en las que no faltan la reivindicación a los derechos de la mujer y el respeto al ser humano, poniendo de relieve la comprensión y la bondad antes que la intolerancia.
Los actores, perfectamente encajados en sus caracterizaciones femeninas en gestos y actitudes, contribuyen a la diversión.
Se nota la mano de una mujer en la muy necesaria y especial sensibilidad a la hora de dirigir a los actores, que lleva siempre la película por el camino de la elegancia y el buen gusto.
Un producto bastante aceptable que se deja ver con agrado y hace pasar un rato divertido.
Ganó el Oscar al mejor vestuario y el Bafta al maquillaje y vestuario.
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