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CRITICA
Por: PACO CASADO
No debemos olvidarnos nunca de que el cine comenzó siendo un espectáculo y con el tiempo se convirtió también en un arte.
Por eso con frecuencia solemos admitir las películas que son simple distracción, puro entretenimiento, cuando están bien hechas.
Y eso es algo de lo que ocurre con 'El quinto elemento', de Luc Besson. Se trata de un simple comic, divertido, sin mayor trascendencia, con un cierto misterio al principio, con una trama manida a la mitad y con la consabida traca de fuegos artificiales que suelen tener al final todos estos grandes films espectaculares llenos de efectos especiales y hechos con enormes presupuestos.
No deja de ser chocante que mucho abominamos del cine americano superficial y tanto añoramos el cine europeo más profundo y artístico y ahora resulta que el del viejo continente se entretiene en copiar al yanqui.
La acción se sitúa en el siglo XXIII donde las fuerzas del bien disputan la posesión del quinto elemento, que resulta ser una mujer perfecta, al malvado Zorg. Y el encargado de hacerlo por la primera parte es un ex-agente del gobierno, ahora taxista de Nueva York.
Tiene que lograrlo y descifrar un antiguo enigma pues de lo contrario las fuerzas del mal harán desaparecer la Tierra.
Luc Besson demuestra que es capaz de manejar un gran presupuesto como el que ha dispuesto, que tiene imaginación a la hora de crear todo este universo con la ayuda de los dibujantes Moebius y Mézières en el diseño artístico y con el futurista vestuario de Jean-Paul Gaultier, amén de los efectos especiales de Mark Stetson.
Bruce Willis está acostumbrado al cine de acción por lo que se encuentra como pez en el agua.
La exótica Milla Jovovich encarna de forma simpática a esa mujer perfecta que es el quinto elemento, mientras que Gary Oldman hace un divertido y desmadrado malvado, uno más de su larga galería, o Ian Holm incorpora al enigmático fraile que tiene la clave del misterio.
Ayuda a la consecución de este espectáculo la música de Eric Serra y la puesta en escena de Luc Besson, el más espectacular, por el momento, de los realizadores franceses.
Un caro tebeo de lujo para pasar el rato que fue nominado al Oscar por el mejor montaje de efectos sonoros. Ganó el Bafta a los mejores efectos especiales. Tres premios César: mejor director, fotografía y decorados. Premio Lumiere a Luc Besson. ¿Qué esperaban? .
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