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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay ciertos sectores de la crítica que por el simple hecho de ser una producción independiente la suelen defender a capa y espada.
Así ocurre con esta ópera prima de Jared Hess que incluso ha escrito el guion de la misma en compañía de su esposa Jerusha. Ha sido realizada con un escaso presupuesto de menos de medio millón de dólares y que tras una buena campaña de publicidad en la que se gastó 20 veces más del coste del film, se logró recaudar 40 millones de dólares, siendo la sorpresa de la pasada temporada.
Pero la verdad es que la cinta es surrealismo puro.
Napoleón es un tipo desgarbado y raro, que vive con su abuela y su hermano, un treintañero que se lleva todo el día chateando con su novia en internet.
Su tío, Rico, que les visita de vez en cuando y siempre para humillarles, tiene la mentalidad de un crío y se dedica a timar a la gente.
Napoleón es el clásico tipo raro del que todos se burlan en el instituto, juega solo a la pelota y tiene un único amigo, un mexicano, tan subnormal como él, que se presenta a ser delegado del instituto y... gana.
Los protagonistas de esta película tienen todos encefalograma plano cuyas actuaciones son cuando menos irritantes y demenciales en un film tan soso como aburrido.
Un guion de lo más simplote, sin pies ni cabeza, sin estructura y sin la más mínima gracia, que es lo peor.
Una realización sin ritmo, una actuación monocorde de los principales intérpretes que invita al aburrimiento.
En algún momento llegamos a pensar si los actores eran subnormales de verdad.
Premio mejor película en el Festival de Artes cómicas de EE.UU. / Sección oficial Festival de Sundance.
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