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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Muerte de un ciclista' era sólo el titular de un periódico, de donde partió la idea que llevó a la práctica primero Luis Fernando de Igoa como argumentista y después Juan Antonio Bardem como guionista y director para convertirlo en cine.
La película tuvo problemas con la censura, no por motivos políticos sino morales, a pesar de lo cual representó a España en el Festival de cine de Cannes y obtuvo el Premio Fipresci.
Ante estos inconvenientes surge la pregunta.
¿Debe el artista sujetarse a los límites de cualquier tipo de censura o tiene que tomar una actitud opuesta tal que se refleje en su producción?.
Durante algunos años el cine español, representado en sus únicas figuras cotizadas internacionalmente, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga, dio una respuesta clara y contundente: sí, a que pesar de la censura se puede hacer arte.
'Muerte de un ciclista' (1955) vino a confirmar que no se deben tomar posturas tan extremas ante estas situaciones censoriales.
Nunca se había reflejado de forma tan agria el ambiente de la alta burguesía española, como se hace en este film.
Si su estructura no es tan redonda como la de Calle mayor (1956), formalmente representa un estilo inconfundible del propio espíritu de su autor, con su manera de ser y de realizar su cine, algo exaltada e irregular, pero indudablemente eficaz.
En su parte formal se puede equiparar a la belleza plástica, serena y cruel del rostro de Lucía Bosé.
Su tema es el de un crimen y un adulterio en el que el amor hace tiempo que desapareció y su fruto no puede ser otro que el de la destrucción.
En la carretera de Madrid a La Coruña, un automóvil atropella a un ciclista huyendo sin prestarle auxilio.
En el coche viajan Juan y María José, una pareja de amantes clandestinos, al volver de una cita amorosa, de manera fortuita atropellan y matan con su coche a un ciclista, dándose a la fuga ante el temor de que el hecho pueda destapar su oculta relación.
Ella es la esposa de un importante hombre de negocios; su amante es un profesor adjunto de la Universidad de Madrid.
Poco después, el accidentado fallece.
La muerte de aquel anónimo ciclista supondrá un sentimiento constante de culpabilidad y de miedo.
Hace tiempo fueron novios y ella se había casado con Miguel y Juan se había convertido en su amante.
Tras el accidente están obsesionados por la sombra que les provoca el ciclista muerto y abandonado por ellos en la carretera.
Tienen miedo a que se descubra su relación amorosa y a perder cada uno su posición social, lo que se complica hasta acabar de manera trágica.
Partiendo de este hecho fortuito como es la muerte accidental por atropello del conductor de una bicicleta y la posterior huida de los ocupantes del vehículo causante del accidente, se nos ofrece la visión de una sociedad atrapada en los prejuicios sociales y morales propios de una época, frente a la llegada de una generación joven, sana y solidaria
Una historia centrada en el tema del egoísmo existencial que da pie a una cinta dotada de una estética y una narración notable, con un empleo interesante del montaje y unas interpretaciones muy ajustadas a sus personajes.
La tensión interna que acumulan de forma progresiva los dos personajes principales le sirve a Juan Antonio Bardem para establecer una crónica sobre los intereses e hipócritas actitudes que definen el ambiente en que se mueven los protagonista, así como para mostrar una diferenciación entre los distintos anhelos de clases y generaciones.
Premio Fipresci en el Festival de Cannes. Premio a la mejor película del Sindicato nacional del espectáculo.
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