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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la primera y arriesgada producción fuera de Japón del Estudio Ghibli, creado en 1985 por Hayao Miyazaki e Isao Takahata, del que salieron títulos como 'El viaje de Chihiro' (2002) y 'El cuento de la princesa Kaguya' (2013), entre otros.
Es una historia tan sencilla como compleja a la vez, contada sin diálogos, sobre un náufrago atrapado en una isla tropical desierta poblada de aves, tortugas, cangrejos y otros animales marinos, de donde intentará escapar, pero al no lograrlo tendrá que adaptarse a la vida en plena naturaleza, dura y salvaje en todo su esplendor.
Cuenta una fábula sobre el paso del tiempo, las grandes etapas de la vida del ser humano, la relación con los animales y también de éstos, cómo se alimentan unos de los otros en un ciclo vital circular, en una oda a la vida, a la lucha y a la esperanza.
En sus inútiles intentos por escapar de la isla, le llevan a encontrarse con una misteriosa tortuga roja, pacífica y solitaria.
A partir de ese momento, su vida cambiará para siempre y también cambia el sentido del guion que pasa de ser realista a entrar en la fantasía, en lo imaginado, en el sueño, en lo poético.
No se puede decir más del argumento de esta historia sin correr el peligro de hace spoiler y quitarle interés a la trama en sí con respecto al espectador que debe ir descubriendo lo que pasa a partir de ese momento mágico.
El holandés Michael Dudok de Wit dirige esta obra de una belleza minimalista que se nos ofrece con sensibilidad poética sin necesidad de la palabra, compensada ésta por los significativos gestos, por el sonido de la naturaleza en estado puro, que resalta los instantes más emocionantes, para hacerlo más universal, con sencillez en la narración y con un trazo simple y artesanal en las imágenes, elegantes y expresivas, con una gama de color casi monocromática en algunos momentos de la historia, subrayados por la estupenda banda sonora que ha compuesto Laurent Pérez del Mar que complementa y destaca la fuerza de las bellas imágenes.
Los temas principales que toca, además de la soledad, son la nostalgia, la supervivencia, el amor, la convivencia, la realidad de la muerte a la que trata de combatir, pero también le teme, como igualmente hace con la naturaleza a la que intenta vencer, que a veces se muestra con toda su fuerza de destrucción.
Hay una cierta alusión espiritual a la escena bíblica en la que Dios creó a la mujer al ver solo a Adán en el paraíso.
En cierto modo y en algunos aspectos nos recuerda a 'La isla desnuda' (1960), de Kaneto Shindô, realizada también sin diálogos.
Es el debut en el largometraje de animación del director holandés, ganador del Oscar por su corto 'Father and Daughter' (2000), lo que hizo que llamara la atención del estudio Ghibli y le ofrecieran hacer este su primer largo de animación.
Finalmente una advertencia, a pesar de que se trata de una película de dibujos animados, creemos que no es apropiada para los niños, no porque tenga reparos para ellos, sino simplemente porque al ser muda les puede aburrir o cansar en lugar de captar las posibles enseñanzas que se pueden desprender de su visión.
Premio especial del jurado en la sección Una cierta mirada del Festival de cine de Cannes. Premio del público al mejor film en el Festival de Atenas. Mejor cinta de animación por los Críticos de San Francisco.
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