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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando los productores se han pasado a veces a dirigir sus producciones o los actores a hacer lo propio, en este caso un actor se pasa a producir, cosa que también se ha hecho de vez en cuando, pero con menos frecuencia.
Este es el caso del televisivo Arturo Valls que produce y protagoniza su primera película como tal, con 'Los del túnel' (2016) que va de la tragedia a la comedia para finalmente desembocar en el drama.
Después de haber permanecido atrapados en un túnel durante quince días, un puñado de supervivientes, más de una docena de personas, se reunirá todos los viernes para celebrar que continúan vivos y hacer una especie de terapia de grupo en donde asoman los diversos perfiles, complejos y miserias de cada uno, ya que no terminan de adaptarse de nuevo a la vida real, a sus ocupaciones cotidianas y relaciones familiares puesto que todos pertenecen a la clase media trabajadora a la que ridiculiza en algunos momentos.
Entre ellos se dan diversos casos, como el emigrante sudamericano que trabaja con una furgoneta de reparto de productos de bollería industrial que se niega a darles de comer en un principio pero después les pide el importe; la pareja gay ya mayor que no se atreven a salir del armario y comunicárselo a sus familiares; el más adinerado al que su esposa le pone los cuernos con el jardinero; el que no se lleva bien con la mujer, su hija no le hace ni caso y presume de tener una familia maravillosa que termina siendo patético; el herido que no se acuerda del accidente tras el trauma; el policía que se arroga en líder al que también hay cosas que achacar y así podríamos seguir enumerando algunos casos más por no hacer más largo este apartado.
Este flojo guion de Pepón Montero en colaboración con Juan Maidagán, ambos guionistas de la serie televisiva 'Camera Café', empieza donde terminan las películas de catástrofe y cómo es el día al día de los que se salvan de la tragedia, ya que tan sólo hay un muerto como consecuencia del hundimiento y un herido más o menos grave.
Poco a poco le va quitando la careta a los personajes, descubriendo cómo se desenvuelven sus vidas, cuál es la verdad que se esconde bajo sus apariencias, y la pretendida comicidad que nunca llega a la carcajada, se va tornando en melodrama.
Lo peor es los sucesivos flash backs de la parte en que están encerrados en el interior del túnel que está mal contada en esta historia coral que descubre conflictos familiares y morales, que intenta dar respuesta a los supervivientes.
Film muy costumbrista y naturalista, que más parece una sitcom televisiva, que reflexiona entre la comedia y el realismo que viven estos personajes tras vivir una épica aventura que vuelven a ser personas normales.
La cinta supone el debut en la dirección de un largometraje de Pepón Montero que se desenvuelve discretamente con el material que tiene entre sus manos, con un Arturo Valls a la cabeza de un grupo coral muy dispar de actores en donde se encuentran algunos veteranos casi retirados como Jesús Guzmán y Teresa Gimpera ya muy mayores.
Como comedia tiene poca gracia, como drama al final da que pensar, pero en ambos casos el resultado es muy mejorable.
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