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CRITICA
Por: PACO CASADO
La cuestión de los títulos de unos años a esta parte es un auténtico caos. Unas veces se respeta el original, otras no, a veces se le otorga un título que nada tiene que ver con el original, en ocasiones se respeta el original que a nuestro público no le dice nada y en cambio otras que puede ser más comercial se cambia.
En este caso no sabemos a qué viene lo de Madame Bovary, como no sea que en su momento se tomó en el sentido de mala esposa, cuando la traducción literal del original sería el de 'Yo no soy una prostituta', que es la acusación que le hace el marido a la esposa cuando ésta le ha puesto una demanda al no cumplir con el pacto que había hecho y él se volvió a casa con otra mujer.
Este drama satírico sigue la historia de Li Xuellan y su marido Qin Yuhe, que organizaron un falso divorcio para obtener un segundo apartamento, con la idea de volverse a casar pasado algún tiempo tras obtener el objetivo, pero seis meses más tarde él se vuelve a casar con otra mujer.
Entonces Li, llena de ira, le denuncia presentando una demanda de la que no tiene éxito, ya que en su momento cumplieron con todos los requisitos legales, desencadenando un absurdo periplo de diez años de acusaciones y pleitos continuados implicando en ello a jueces, alcaldes y jefes del Condado que van perdiendo sus puesto acusados de no hacer bien su trabajo y de haber sido sobornados aceptando favores, ya que lo que comienza como un asunto local termina siendo de carácter nacional, algo que no le interesa al partido que pretende acabar con la corrupción y la inmoralidad.
Y además ahora Qin la acusa de haber sido impura en su noche de bodas acusándola de ser una Pan Jin Lian (en castellano una prostituta o mujer promíscua, por no haber llegado virgen al matrimonio).
Li emprende un viaje a la capital, Beijing, durante la Asamblea Nacional del Pueblo cada año, con el objeto de completar su absurdo periplo de una década, hasta que finalmente decide dejar de presentarse.
Comedia negra que ilustra el aparato burocrático del partido comunista chino que fue la sorpresa del Festival de cine de San Sebastián a la hora de la decisión del jurado otorgándole el máximo galardón y premiando la labor de la actriz que ciertamente está muy bien en su papel.
Es una sátira con fondo dramático pero contado en tono de comedia que es una adaptación al cine de una novela contemporánea del propio autor del guion, Liu Zhenyun, con una historia que tan sólo puede pasar tristemente en China.
Lo que no acabamos de comprender cómo se puede llegar a esa situación en una sociedad que evoluciona de depender de deudas y favores a un estado de derecho, llegando a ser un hecho judicial tan absurdo.
El director Feng Xiaogang, del que ya habíamos visto 'El funeral del jefe' (2002), considerado uno de los más comerciales de su país, utiliza en este decimosexto largometraje de su filmografía el formato cuadrado de pantalla o en círculo para encuadrar las imágenes de esta película que pretende darle así una cierta singularidad, intentando ser esteticista, pero le priva de la belleza de los estupendos escenarios en los que se desarrolla la acción que en muchos momentos se sitúa en bonitos exteriores.
Por otra parte inutiliza en muchos momentos el movimiento de la cámara rodando casi siempre en plano fijo, casi sin cortes.
Al espectador le cuesta entrar en el juego al comienzo debido a tantos nombres chinos y cargos oficiales además de los rasgos físicos de los mismos hasta acostumbrarse a ellos.
La verdad es que no acabamos de entender lo caprichoso de esa utilización que cambia sin un objetivo cada media hora o veinte minutos, según le parece, para terminar finalmente en un hermoso CinemaScope cuando está llegando a los títulos de crédito.
A pesar de que se alarga demasiado, debido a un guion que se reitera en exceso en las situaciones de forma innecesaria, redundante sobre lo mismo, lo que le frena en su ritmo, es interesante la exposición sobre el absurdo de las proposiciones y el dolor que pueden causar en el ser humano, en este caso el de esta mujer que ha hecho objeto de su vida durante diez años lavar su honor y su nombre, en un país roto entre su deriva materialista y su ineficaz organización burocrática, incapaz de dar respuestas y tender puente entre ricos y pobres.
El humor palia el dramatismo de esta mujer que esconde un secreto íntimo que guarda hasta el final.
Premio mejor director y del público en los Golden Horse. Concha de oro al mejor film y Concha de plata a la mejor actriz para Fan Bingbing en San Sebastián. Premio Fipresci en Toronto.
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