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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine, supuestamente, de terror debe ir perdiendo adeptos cuando en un día del espectador a las 6 de la tarde hay únicamente cuatro personas para ver 'Crudo', es que se ha corrido la voz de que no es de terror, sino más bien gore, y que por supuesto no da miedo.
No sabemos a qué viene esa artificiosa propaganda de que un espectador se desmayó en la sala al ver esta película en el Festival de cine de Toronto, sería de un espíritu sensible o acabaría de comer.
Y encima gana una decena de premios en distintos festivales. ¡Estamos locos!
Justine, una joven de 16 años, pertenece a una familia donde todos son veterinarios y vegetarianos. Desde su primer día en la Escuela de veterinaria, se desvía radicalmente de sus principios y costumbres familiares y come un trozo de carne cruda durante un rito de iniciación para los novatos obligada por los veteranos de la facultad que linda los límites de lo permitido, cuando cursa sus estudios de forma brillante.
Las consecuencias no tardan en llegar y Justine empieza a mostrar su verdadera naturaleza al sentir terribles síntomas a lo largo y ancho de su cuerpo y descubrir finalmente que le gusta. Las cosas comienzan más duras de lo normal.
Su hermana ya va unos cursos por delante y eso debería ayudarle, pero no resulta así, ya que casi la ignora, dedicada a sus fiestas y juergas, despreocupándose de ella y además hace algún tiempo que renunció a la dieta vegana de la familia y no se ocupa de proteger a su hermana del abuso constante que ejercen sobre ella los veteranos.
Si además se añade una sexualidad que empieza a despertar en Justine y que tiene arranques de canibalismo, tenemos una película de género sobre la adolescencia femenina, que alcanza extremos disparatados en su existencia de la confusión hormonal y existencial.
A pesar de ello logra que esa metáfora combine el asco con el humor negro que provocan algunas escenas y utiliza el canibalismo como metáfora del despertar sexual femenino.
Juega con el suspense, el sexo y el gore, sin tener en cuenta la corrección política en una danza macabra y sádica.
El endeble guion no es más que una anécdota, la percha para colgar las repugnancia de las escenas mencionadas.
Ópera prima de la realizadora y guionista francesa Julia Ducournau que fue la revelación del Festival de Sitges, con este film no apto para todos los estómagos por la escenas desagradables que se incluyen a largo de su trama, con el que se sitúa en el panorama internacional.
Le ayuda a ello el trabajo de Garance Marillier de apariencia inocente pero con arranques violentos debido a sus ansias caníbales sobre la que recae el mayor peso de la cinta.
Mejor director en Austin y en Palm Springs. Fipresci en Cannes. Premio Explore en Ghent. Premio Sutherland en Londres. Premio Golden ópera prima y del Jurado en Monster. Premios Melies, Citizen Kane y Carnet Joven en Sitges.
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