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CRITICA
Por: PACO CASADO
Vivimos en un mundo en el que tenemos mucha información a través de las noticias de todo tipo, pero nos perdemos con tantos datos y no asimilamos la realidad. Eso mismo nos sucede con los animales de los que desconocemos muchas cosas. De ellos comemos, nos vestimos, pero no nos paramos a pensar en nuestros hábitos de consumo.
De esta necesidad nace 'Empatía' (2017), una película que comienza con un tono entre la ironía y el cinismo, contada desde una perspectiva diferente respecto al mundo de los animales, donde se mezcla el documental, la ficción y hasta lo publicitario, que trata de convencer al espectador de que es posible modificar algunos aspectos de la vida que los dañan considerablemente.
Ed Antoja intenta cambiar los hábitos de la sociedad perjudiciales para los animales, pero no está convencido con la causa. El propio director, como sujeto de estudio, experimenta en su persona el cambio de comportamientos por otros menos agresivos con el resto de especies del planeta.
Para cambiar esto, Jenny, miembro de la FAADA (Fundación por el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales), acude en su ayuda para darle respuestas y mostrarle una vida más responsable con respecto a los animales, convirtiéndose en su conciencia y encargada de abrirle los ojos.
Ed, para esta transición que parte del escepticismo y la ironía, llega al compromiso y se apoya en varios profesores de universidad y unos cuantos expertos así como en la experiencia de cinco personas que adoptaron hace tiempo este nuevo estilo de vida animalista, que cambiaron su manera de comer, de vestirse y los productos que consumen, entre otras cosas, con lo que modificaron su vida para siempre.
El film aborda nuestra relación con los animales con valentía, con algo de humor y de forma divertida porque pretende que las dudas y los miedos que podamos tener se conviertan en compasión.
La cinta se centra en un público que es sensible al sufrimiento de los animales pero que no ha dado los pasos para cambiarlo.
No es bueno que el director tenga tanto protagonismo y tampoco que siempre nos muestre un único punto de vista, para convencernos de que hay que ser vegetariano o vegano.
El problema es que nos da solo esa versión en favor de los animales que en cierto modo nos aterroriza y espanta, nos acongoja con tanta barbarie sobre estos, pero no considera qué ocurriría con las industrias que se sirven de ellos, del calzado, la alimentación, la textil, la láctea y tantas otras.
En un momento determinado se nos apunta lo que se necesita para alimentar a un cerdo o una vaca, por ejemplo, y vemos que sólo con su comida se podría acabar con el hambre en el mundo.
A pesar de las terroríficas cifras que se nos ofrecen hay no obstante algunos datos y afirmaciones que serían discutibles.
El hombre desde tiempo inmemorial ha sido cazador y agricultor y lo ha hecho para subsistir, posiblemente Dios puso los animales en el mundo al servicio del hombre y de esa forma cumplen su función. Otra cosa es que no los hagamos sufrir, que los tratemos bien y que nos alimentemos algo más de los vegetales que es más saludable.
Lo último sería poner a los animales por encima del hombre.
Desde el punto de vista fílmico posiblemente sirva a los objetivos para el que fue concebido pero su realización no ofrece nada de extraordinario.
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