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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más el cine norteamericano recurre a las fuentes que le ofrece la cinematografía francesa para hacer la fotocopia de uno de sus éxitos comerciales, como suele ocurrir con bastante frecuencia. En este caso se trata de un policiaco francés que es llevado a terreno americano, más concretamente a Las Vegas, donde Vincent Downs, es un agente que se encuentra metido en medio de una red de policías corruptos implicados en el control de un casino cuyo dueño los tiene comprados.
El corrupto Vincent y su agente compañero Sean, roban un envío de cocaína de 25 kilos dirigido a Stan Rubino, el traficante de drogas y director del casino Luxus, donde se ambienta la mayor parte de la trama.
El desesperado hombre de negocios contraataca secuestrando a Thomas, el hijo de Vincent, que tiene 16 años, que a cambio pide como rescate el cargamento de cocaína que le robó.
Perseguido por Jennifer Bryant, una testaruda e inflexible investigadora de Asuntos internos que le está vigilando, y Rob Novak, un sádico capo de la droga que dirige el imperio del narcotráfico de su padre, Vincent echa mano de sus conocimientos de la calle y se entrega con todas sus fuerzas y voluntad para intentar rescatar a su hijo en el transcurso de la noche, evitar la investigación interna de la propia policía y llevar a los secuestradores ante la justicia. Finalmente tendrá que decidir de qué lado está.
Se trata del remake de la película francesa 'Nuit blanche' (2011), escrita y dirigida por Frédéric Jardin, un polar francés que aquí traslada la acción a Las Vegas, que es más aparatosa y espectacular que en aquella, pero menos ingeniosa, aunque la historia se complica con la intervención de la esposa de Vincent, de la que está separado, que reclama constantemente la vuelta de su hijo al hogar, que no sabe que está secuestrado y en grave peligro de muerte, al que el padre le ha prestado poca atención en los últimos tiempos.
Un thriller lleno de acción, visto miles de veces, con demasiado ruido y que aporta poco a la carrera del oscarizado James Foxx.
Resulta poco creíble que Vincent circule tranquilamente por todas las dependencias del casino, cuando está plagado de cámaras de vigilancia, mientras corre con una herida de arma blanca en el vientre sin desangrarse.
Según parece, ya que no se vio en España comercialmente, tan sólo apareció en DVD, la francesa tenía más implicaciones y matices sociales sobre la inmigración, mientras que esta se limita a copiarla casi de forma literal, llevada a cabo por el director suizo Baran bo Odar, todo un experto en el thriller, que hace su debut en Hollywood con éste su cuarto largometraje, en el que desde el primer momento no da un solo minuto de respiro al espectador, con el que no engaña a nadie, ya que todos sabemos lo que vamos a ver y con los habituales convencionalismos propios de este género, la cinta al menos distrae, aunque no aporte grandes valores de ningún tipo.
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