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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para los espectadores ya un poco maduros decirles que se trata de una película de Jean Paul Belmondo es tenerla localizada, porque se llevó unos años haciendo el típico film de persecuciones y aventuras, llevado a cabo con un ritmo frenético por el simpático galán que siempre salía triunfante de todos los lances.
Su esquema es fácil y hecho para la exhibición atlética del intérprete, siempre con su eterna sonrisa en los labios y una acción trepidante.
No fue la única en que se repetía, ya que todas estaban cortadas por idéntico patrón.
Recuerden 'Pánico en la ciudad' (1975), 'El cazador de hombres' (1976), 'El animal' (1977) o 'Las tribulaciones de un chino en China' (1965).
Aquí es el típico ladrón de guante blanco que acaba de salir de la cárcel y ya empieza a planear una estafa de cuadros o encajarle una amiguita suya a un noble para poder cobrar la comisión de su fortuna.
Como casi siempre ocurría también se ve metido en el lío de un microfilm contra su voluntad.
Con este guion no cabe más que una realización puramente convencional que procura que no decaiga la acción, y Georges Lautner, en este sentido, es un artesano que sabe hacer este cometido.
Jean-Paul Belmondo repite una vez más su tipo.
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