|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Las franquicias infantiles también se prolongan en series cuando una primera tiene éxito como así sucedió con esta historia de coches de carreras de Pixar protagonizada por Rayo McQueen, que empezó en 2006, que surgió como un capricho de John Lasseter, que llega ahora a la tercera entrega y a la que parece que le va fallando ya un poco la gasolina, con un cierto agotamiento del argumento, que ofrece más de lo mismo que las anteriores, posiblemente la menos conseguida de las tres, a pesar de los maravillosos efectos visuales y a su enorme presupuesto de producción de 175 millones de dólares, que si no los logra muy posiblemente se compense con la venta de juguetes del merchandising.
Una nueva generación de corredores más veloces y con nuevas tecnologías, ha surgido en las pistas y el legendario Rayo McQueen ha quedado desplazado del deporte que tanto ama.
Para volver a las carreras, va a necesitar la ayuda de una joven mecánica especialista, Cruz Ramírez, que tiene su propio plan para competir y ganar; además de la inspiración del fallecido Fabuloso Hudson Hornet, los amigos y un par de giros y sorpresas.
Y para demostrar que el número 95 no está ni mucho menos acabado, el campeón tendrá que poner a prueba su valor en el gran circuito de la Copa Pistón, para ganar el trofeo una vez más, la sexta, y seguir siendo el mejor o por el contrario saber retirarse a tiempo con la mayor dignidad.
Rayo McQueen, todo un campeón del mundo y una leyenda viva aún en activo, vuelve así tras haber sido el mejor en ese deporte que tanto le apasiona y cuyo amor por competir aún no lo ha perdido, pero una nueva generación de corredores viene empujando con Jackson Storm al frente de la misma que se erige en su máximo competidor, en el enemigo a batir, siempre ayudado por su gran afán de superación.
Animado por esa frustrada corredora pero mejor mecánica, joven y excelente entrenadora, que todavía cree en él, intentará obtener una última victoria consiguiendo, una vez más, la Copa Pistón, en lo que pone todas sus energías posibles, sintiéndose así también Cruz una ganadora.
Ella no sólo le entrena sino que incluso le eleva la moral ya que las apuestas apenas le dan un uno por ciento como posible ganador frente al actual favorito Jackson Storm.
Los jóvenes vienen pidiendo paso ante los mayores que van perdiendo facultades con la edad, pero también deben mirarse en el espejo de los adultos y tomar nota de la experiencia adquirida que ellos aún no tienen.
El joven Brian Fee debuta en la dirección tras haber participado en el equipo de animación de Pixar en clásicos como los dos capítulos de 'Cars' (2006), 'Ratatouille' (2007), 'Wall-e' (2008), entre otras, que lleva a cabo de una forma más rutinaria y reiterativa de la historia que las dos anteriores, pero sigue siendo admirable la humanidad que le da a los coches así como la expresividad que consigue a través de los ojos o de la boca de los mismos que lo dicen todo, como igualmente el gran dominio de la técnica actual en el realismo conseguido en las carreras, lo que la hace muy divertida.
Mientras los niños se entretienen con los coches los adultos deben tomar nota de que es ley de vida dejar paso a los jóvenes.
'Cars' no es la mejor franquicia de Pixar pero sí posiblemente la más rentable aunque esta última entrega haya bajado con respecto a las dos anteriores.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
VIDEO ENTREVISTAS