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CRITICA
Por: PACO CASADO
La película que comentamos en esta ocasión no nos llega esta vez del Festival de cine de Cannes, como viene siendo habitual, sino del de Karlovy Vary, para insertarse en la sección oficial a concurso del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
La historia comienza en una luminosa mañana, cuando Jan, el niño rubio de la armadura y la espada de madera, se levanta de la cama y se marcha del castillo mientras su progenitores duermen plácidamente.
Al darse cuenta de su ausencia el padre, Knight Borek, se marcha en busca de su hijo ausente.
A partir de aquí le espera la dura tarea de tratar de encontrarle, para lo que únicamente cuenta con la imagen de su rostro bordado en un pequeño pañuelo, que poco a poco se va deteriorando.
Sorprendido por las historias de las cruzadas, a lo que juegan los niños de su edad, tratando de emular a sus mayores, el pequeño Jan se escapó del hogar paterno con esa idea metida en la cabeza.
La cruzada de Borek es un viaje a su propio subconsciente, donde se ve obligado a enfrentarse a su mayor temor de que haya sido secuestrado por alguna compañía de titiriteros que van de pueblo en pueblo con sus espectáculos itinerantes.
Durante la tarea de la búsqueda atraviesa bosques, entra en las tabernas e iglesias, recorre poblados, interroga a los monjes en los conventos y a los feriantes que se cruzan en su deambular en este periplo de ansiedad por encontrar al hijo perdido.
Es un film que recuerda en cierta manera a Lancelot du lac, de Robert Bresson, no por la semejanza argumental de la misma sino por la sobriedad de sus imágenes, por la casi ausencia de diálogos, con ligeros aires serenos, en un tono más sosegado, sin apenas acción en tan sólo una batalla que se nos presenta de manera simulada en su enfrentamiento con los moros.
El guion escrito por el propio director está basado o inspirado en un poema de Jaroslav Vrchlický sobre la legendaria 'Cruzada de los niños', que data de 1212, en el que se recoge la lucha que en la época medieval emprendió un batallón de ellos contra los moros en Tierra Santa en busca de rescatar el Santo Sepulcro y restaurar así la fe en Cristo, que tiene la duración exacta para no cansar a la audiencia.
Con amor por el detalle, con una mirada precisa y con una sencillez que no oculta su grandeza, aunque no trata de sacarle partido en este aspecto al utilizar el formato cuadrado, el director Václav Kadrnka con este su segundo largometraje se confirma como el cineasta de la cinematografía checa más relevantes a día de hoy entre los compañeros de su generación.
Globo de cristal al mejor film en el Festival de cine de Karlovy Vary.
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