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CRITICA
Por: PACO CASADO
Había una vez en un pequeño lugar en las montañas, donde vivía Carmen una vieja modista de 98 años, que cosía la ropa de la gente de un pueblo entero.
Nadie ha estado esperando más tiempo que ella, pero todavía tiene esperanzas, después de 98 años, a pesar de que podría haber olvidado para qué esperaba a que regrese su marido.
Un día, Ramón regresa a ese pueblo, su lugar de nacimiento, para reunirse con sus gentes después de tres décadas de ausencia.
Su regreso es no sólo el reencuentro con su pueblo sino también con su amada y sus costumbres que desaparecerán cuando ellos mueran.
Eva Vila, en su debut como directora de un largometraje, se apoya en algunos fragmentos de La Odisea, de Homero, para construir el guion con Pep Puig, con una visión muy personal, centrada en la larga espera, en la que realidad y leyenda se confunden, hace un canto a la ausencia.
Con el mito como excusa, Penélope, se despliega en el imponente paisaje catalán como una visión elíptica y crepuscular de esa obra tan íntima como absorbente.
La Penèlope de esta historia, en este caso, se llama Carmen, tiene 98 años y el duro carácter de su generación, que espera en Santa María de Oló, que así se llama el pueblo en el que vive.
El Ulises de este relato es Ramón, que regresa al pueblo después 30 años de ausencia.
Un último viaje cuyo fin, más allá de lo vivido, es el regreso a una patria y a un modo de vida que se extinguirá con ellos.
Lo único mínimo e imprescindible que se le puede exigir a una película es coherencia y ésta brilla por su ausencia en el guion de este film.
No se nos dice en qué época se desarrolla la historia pero a través del discurso de despedida que oímos en la radio del programa de Doña Elena Francis, sabemos que estamos exactamente en el 31 de enero de 1984, día en que terminó su emisión, dato que no todos los espectadores conocen.
Según eso en el poder estaba Francisco Franco en España y en la radio, con toda seguridad, no se podían oír las proclamas independentistas, que parecen de hoy mismo, que se nos cuelan en la cinta a través de la voz de la emisora nuevamente.
Más adelante a Carmen, uno de sus hijos le contrata a una chica para que la cuide, debido a su avanzada edad, que es de nacionalidad colombiana, cuando ella prefiere a una mujer catalana con la que se entendería mejor.
Es de los pocos momentos en los que se habla en español, el resto es en catalán.
En esos años no había la emigración de personas de Sudamérica que hay ahora ya que entonces no existía ese movimiento migratorio hacia nuestro país.
Podríamos seguir analizando más puntos, pero creemos que con estos son suficientes.
La historia es inexistente, realizada con largos planos que nada nos dicen y con esos errores antes mencionados, resultando así una cinta inane, aburrida y sin el más mínimo interés.
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