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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más Argentina entra en la sección oficial a concurso del Festival de cine iberoamericano de Huelva con 'Maracaibo' (2017), de Miguel Ángel Rocca, un título un tanto engañoso que parece más propio de una película de aventuras, tal vez porque existía ya otra con ese mismo nombre de 1958 que dirigía e interpretaba Cornell Wilde, y sin embargo es todo lo contrario, un drama familiar.
Gustavo es un cirujano famoso, con una posición acomodada, que tiene una magnífica casa que comparte con Cristina, su mujer, y Facundo, su hijo, un joven de 22 años, que llevan una vida aparentemente perfecta.
Una noche una pareja de ladrones entran en su casa y tratan de secuestrar al matrimonio, pero su hijo Facundo intenta evitarlo y en la refriega resulta muerto de un disparo.
Este crimen provoca en Gustavo y Cristina, un vacío irreparable.
La tragedia evidencia todo lo que no había podido ser en el vínculo entre Gustavo y su hijo y desarma las apariencias con su mujer, Cristina.
A partir de ese momento Gustavo emprende un desesperado intento por entender su culpa: una culpa tortuosa que le provoca un profundo sentimiento de venganza, pero para ello necesita encontrar al responsable de ese crimen, mientras trata de buscar los caminos para entender a su hijo muerto.
El productor argentino Miguel Ángel Rocca nos ofrece con 'Maracaibo' (2017) su tercer largometraje como director con esta historia sobre la paternidad y la forma en la que las personas se enfrentan a la pérdida de un hijo y al descubrimiento de un aspecto desconocido de éste por no haber estado a su lado y haberle sabido comprender aceptando su homosexualidad.
El film narra el drama de este matrimonio que acaba de perder a su hijo de forma violenta. Los sentimientos de culpa de la pareja desarticulan su rutinaria vida familiar y conducen a Gustavo a emprender una venganza contra los responsables del crimen.
Es también la historia de un padre que no acepta la decisión sexual de su hijo y analiza en qué momento los padres se dan cuenta de que ellos también llega un punto en el que tienen una vida propia.
Una cinta sobre los errores de la paternidad y sobre algunos prejuicios masculinos y a lo largo de la trama toca otros temas como los vínculos matrimoniales, la homosexualidad, las relaciones padre e hijo, y el afán de venganza.
Lo que empieza con un drama se convierte en un argumento meramente policiaco, aunque la intervención de la policía queda un tanto al margen, ya que Gustavo no les da las pistas necesarias, ya que se las guarda para él llevar a cabo su venganza.
El guion deja algunos cabos en el aire para que tome una dirección distinta de la que hubiera sido más lógica, que los encamina a la venganza del protagonista.
El estupendo actor argentino Jorge Marrale hace un gran trabajo en la composición del personaje de Gustavo, quien personalmente, presente en el certamen, no confesó que es la mejor interpretación de su carrera, a su gusto, junto con la del Padre Mario de Las manos (2006) y a su lado una eminente actriz como Mercedes Morán en el papel de su esposa.
Miguel Ángel Rocca hace una puesta en escena elegante, serena, estéticamente bella, llevada al ritmo que exige la acción, con una banda sonora que ayuda a crear el ambiente necesario de este drama policiaco convertido en tragedia familiar.
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