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CRITICA
Por: PACO CASADO
La violencia en el cine del Oeste europeo está llegando a límites insospechados, que toma caracteres alarmantes. Esta película, historia de una venganza, se compone toda a base de muertes y cabalgadas.
Terminamos de ver la cinta con la sensación de haber estado delante de una barraca de ferias en la que se sitúan ante el tirador una serie de blancos en número de docena y media, aproximadamente, que ha de ir derribando poco a poco.
Naturalmente el tirador no sufrirá daño, pero uno a uno irán cayendo las distintas dianas. Sabemos además que el tirador es un campeón y que sus disparos no fallarán a pesar de la velocidad con que los derriba. Tan sólo hará pequeñas pausas para cargar nuevamente la escopeta (determinadas aquí por las cabalgadas) y trasladarse nuevamente a otra barraca para seguir tirando.
Como ustedes comprenderán un espectáculo así no tiene emoción ninguna puesto que ya conocemos lo que va a suceder con más o menos ligeras variantes.
Pues esto es lo que ocurre con la cinta en cuestión, totalmente plana en su interés, en la que únicamente se advierten algunos planos notables y su acertado montaje que para colmo se abusa de ellos, a pesar de su ritmo, cosa ésta que falla en otros momentos más importantes de la película.
Color deficiente. Dirección torpe. Música normal que se encauza por los derroteros ya existentes.
En la interpretación destacan Anthony Steffen y José Calvo.
La película tiene tanta violencia que a veces raya en lo ridículo a base de exceso.
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