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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es el último día de colegio de una pequeña ciudad polaca, una chica de 12 años llamada Gabrysia, chantajea a un compañero de clase para que tenga una cita a solas con ella y poder declararse.
No obstante, cuando se produce el encuentro, un amigo del chico graba su revelación con el móvil, tras lo cual se produce un final inesperado y sorprendente.
El guion, inspirado en un hecho real, se divide en varios capítulos, correspondiendo los tres primeros a los jóvenes protagonistas, Gabrysia, Szymek que es el objeto del amor de ella y Czarek, el amigo que graba el encuentro.
En cada uno de ellos se nos muestra a los protagonistas mientras por la mañana se preparan para ir a la escuela.
En Gabrysia se aprecia que pertenece a una familia acomodada que vive en un barrio residencial y que la llevan en coche al colegio.
En cambio la posición social de los otros dos es muy diferente, de origen humilde, de familias desestructuradas, habitan en viviendas de carácter social.
Szymek vive con su padre, que está impedido, al que levanta de la cama, asea y pone el desayuno y vuelve a acostar, pero no se explica su reacción a la salida de casa.
Szymek es el segundo de tres hermanos, que protesta a la madre por tener que soportar los llantos del pequeño en su habitación, y antes de salir se corta el pelo y se rapa la cabeza.
Los otros tres capítulos corresponden al fin de curso en la escuela, la secuencia que tiene lugar en un centro comercial y posteriormente en unas ruinas donde se produce el fatal y desagradable desenlace, que no vamos a contar para no desvelar parte del argumento, tomado afortunadamente en un distante larguísimo plano de siete minutos, a cámara fija, para no cebarse en la monstruosidad que se está cometiendo en la pantalla, que casi es peor, porque obliga en parte al espectador a imaginarse los detalles.
Un fragmento final que absurdamente nada tiene que ver con el resto de la historia y que en ningún momento está justificado.
Tras hacer cuatro cortos y dos documentales el treintañero director polaco Bartosz M. Kowalski debuta en el largometraje con este film de una tremenda dureza que se inspira en el terrible suceso de Liverpool ocurrido el 12 de febrero 1993 cuyas razones nunca se llegaron a saber.
La cinta pretende hacernos reflexionar sobre las causas que motivan la violencia de los jóvenes como con frecuencia sucede en las escuelas americanas a cargo de los alumnos y sobre la psicopatía infantil, sobre ese monstruo que al parecer todos llevamos dentro que cuando se despierta nos lleva a cometer esos execrables actos.
Nos hace pensar en el horror, la crueldad, la tragedia, la desolación, la vida y la muerte que muchas de las veces no tienen respuesta.
Como suele suceder con las cinematografías del norte de Europa tiene una cuidada fotografía y puesta en escena, pero en este caso lo que falla es la parte final del guion que rompe la estructura de la película sin la más mínima justificación.
El film levantó una gran polémica cuando se pasó en el Festival de San Sebastián de 2016.
Premio del jurado en el Monster Fest y Mejor director debutante en el Polish Film Festival.
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