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CRITICA
Por: PACO CASADO
Durante la Guerra de Secesión, un destacamento del ejército de la Unión tiene como misión terminar con los continuos asaltos a los trenes que transportaban oro por parte de los confederados, liderados por el capitán Pierre Cardona.
El coronel Cord McNally logrará capturar a Cardona y a sus hombres, pero una vez terminada la guerra, ambos unirán sus fuerzas para poner orden en la ciudad de Río Lobo, Texas.
Último film y tercero de los ríos cinematográficos de Howard Hawks, tras 'Río Rojo' y 'Río Bravo'.
Se trata del segundo remake que hizo Hawks de su magistral 'Río Bravo', que ya había revisado antes en El Dorado.
Las tres cintas tratan los grandes temas de Hawks: la camaradería entre hombres, la capacidad de superación y el orgullo de un trabajo bien hecho.
John Wayne parodió con acierto su personaje de héroe invulnerable mientras el gran secundario Jack Elam otorgó inusitada fortaleza a su papel.
Con más de setenta años a sus espaldas, el viejo director Howard Hawks seguía en la brecha, aún con fuerza suficiente y con la mente clara como para darnos obras maestras como 'Río Lobo'.
De la raza de los pioneros, como John Ford, era de los pocos hombres en quien Hollywood, aún seguía confiando, ya que muchas casas aseguradoras a ciertas edades no se comprometían a respaldar ningún proyecto.
El autor socarrón y humanista, el hombre lúcido y sagaz que ponía siempre la cámara a la altura de la mirada del hombre, para no distorsionar, ni alterar el universo, el director de película tan maravillosas como 'Río Rojo', 'Río Bravo', 'Hatari!' o 'El Dorado', volvía a darnos su trama eterna en este nuevo río, 'Río Lobo'.
El esquema es el de siempre, aquí con un prólogo de la Guerra de Secesión, y los personajes los mismos.
El veterano, encarnado, como en 'Río Bravo' y 'El Dorado', por el siempre eficaz John Wayne, está rodeado como en estos dos films por un hombre maduro, un jovenzuelo y un hombre viejo y chiflado. Es una vieja galería de personajes, ya conocida, que se enriquece con la presencia de las mujeres, siempre decididas y audaces de las cintas de Howard Hawks.
Viendo una película redonda, maciza, espléndida y perfecta como 'Río Lobo' no hay por menos que pensar en lo absurdo de la acusación de autocopia en 'El Dorado' del anterior 'Río Bravo'.
Se advierte hasta qué punto el esquema argumental, más o menos similar, sirve de excusa para la profundización en unas situaciones y unos personajes.
John Wayne es el héroe de esta aventura, que tiene el estilo típico e inconfundible de su director Howard Hawks y del más auténtico cine del Oeste americano.
Excelente ritmo en la realización, y en donde no faltan tampoco las cabalgadas y peleas, según es habitual en el género.
Muy buena dirección, con fragmentos dignos del viejo maestro Hawks y del veterano actor apodado el "Duque" Wayne.
Howard Hawks vuelve con 'Río Lobo' a hacer su película, siempre la misma y distinta a un tiempo; vuelve a realizar no ya un film aislado, sino un eslabón más dentro de una ópera general que configura su estilo y su cosmovisión del mundo y del universo cinematográfico.
Obra redonda, a mil años luz de cualquier western europeo de los que se hacían por entonces, resulta el ejemplo perfecto de la elegancia y el reposo de un autor sereno y de un maestro del cine como era Howard Hawks.
Una curiosidad: Susana Dosamantes, la actriz mejicana cuyo bello rostro es desfigurado en el film por una cicatriz, es en la vida real la madre de la cantante Paulina Rubio.
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