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CRITICA
Por: PACO CASADO
La última y más reciente película de Oliver Stone se basa en un guion de Quentin Tarantino, que el realizador de la trilogía de Vietnam cambió a su gusto de lo cual protestaba el autor.
La combinación es escalofriante.
El nuevo niño travieso de Hollywood, adicto a la sangre y la violencia, visto a través del prisma de Stone.
Mucho daríamos por ver el guion original dirigido por el propio Tarantino.
Nos da la impresión de que Oliver Stone ha llevado el tema a su terreno.
Ha utilizado esta historia de Tarantino, de una pareja de jóvenes asesinos en serie para criticar la violencia que se desparrama desde las pantallas televisivas con la excusa de la fiebre de las audiencias, lograda a través de los reality shows, que se apoyan en el morbo de los telespectadores, ávidos de héroes, aunque estos sean unos criminales.
Los medios de comunicación magnifican, difunden y elevan la categoría de estos maníacos delincuente.
Se aprovechan de los horrores que ellos prodigan para conseguir su objetivo, que no es más que telebasura, en definitiva.
Nos da que pensar si Oliver Stone no ha hecho lo mismo que estas aves rapaces de la audiencia de los reality shows con la excusa de criticarlos.
Parece disfrutar ofreciéndonos escenas horribles, asesinatos en masa, hasta un total de 52, para culminar en una orgía de sangre en la revuelta final de la cárcel.
Si se analiza, es la historia de una pareja de jóvenes asesinos, Mickey y Mallory Knox, que se autocasan y a partir de ahí crimen va y crimen viene, sin más justificación que su ansia de matar, a que les lleva sus enfebrecidos y locos cerebros.
Stone los presenta de una forma esperpéntica y sarcástica, pero en ningún momento se para a analizar sus conductas o a saber qué les ha llevado a ello.
No hay más en esta historia.
Se completa con la del realizador del programa televisivo y la del alcaide de la prisión que complementan el simple argumento. Olive Stone ha envuelto en un lujoso papel de celofán de más de 30 millones de dólares lo que Tarantino había escrito para una modesta producción de no más de 2 millones.
De no tener este envoltorio le hubiera ocurrido, como a otros films del tipo de 'Henry: retrato de un asesino' (1986) o 'Reservoir dogs' (1992), que no hubiera levantado tanto escándalo y habría pasado más desapercibido.
Stone sabe montárselo perfectamente para llamar la atención en cada nuevo producto que hace.
Aquí es a base de un montaje diabólico en el que se mezcla toda clase de medios, desde el video a los más variados formatos cinematográficos, color, blanco y negro y hasta dibujos animados, para contarnos esta enloquecedora historia.
No se le puede argumentar nada en contra y además los resultados son ciertamente innovadores.
En este sentido se nos asemeja a otra de su filmografía, 'The Doors' (1991).
Otro tanto podríamos decir del estupendo montaje musical con el uso de más de setenta temas perfectamente seleccionados y mezclados.
Todo esto nos da la impresión de esconder un simple argumento sin mucha enjundia.
Los actores están bien en sus respectivos papeles, obligados a sobreactuar y exagerar en ocasiones para ir en el mismo tono que pide la cinta.
La película fue ganadora del Gran Premio Especial del Jurado, el premio Pasinetti para Juliette Lewis en la Mostra de Venecia 1994.
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