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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jack Finney escribió la novela de ciencia ficción 'Ladrones de cuerpos', editada en 1955, reflejando las actitudes y valores de la sociedad americana de esos momentos.
Desde entonces aquí se han llevado a cabo tres adaptaciones al cine.
La primera y más fidedigna, fue un año después de su publicación, 'La invasión de los ladrones de cuerpos' (1956), de Don Siegel, en donde se hacía la metáfora de cambiar la invasión marciana por el comunismo. En la segunda y la más crítica, fue 'La invasión de los ultracuerpos' (1978), de Philip Kaufman, influida por el miedo a la guerra de Vietnam recién terminada y poniendo énfasis en la incomunicación entre las personas.
Y en la tercera, 'Secuestradores de cuerpos' (1993), de Abel Ferrara, interpretada por Meg Tilly y Terry Kinney, ya se hizo el cambio de sexo del protagonista, y al desarrollarse en una base militar se hacía notar la influencia de la Guerra del Golfo.
Es hasta el momento la más floja de todas.
Ahora nos llega la cuarta versión, donde la invasión se significa con el miedo al terrorismo.
Encargada la dirección al alemán Oliver Horschbiegel, una vez terminada al productor Joel Silver no le gustó y recurrió a los hermanos Wachowski para que retocaran el guion y al australiano James McTeigue para que rodara, y montara posteriormente, algunas escenas de acción que sustituían a otras de diálogos.
Aquí se continúa con el protagonismo de una mujer, como en la anterior, ya que en esta ocasión es la doctora Carol Bennell la primera que se da cuenta de que no se trata de un nuevo virus de la gripe, como oficialmente dice su ex marido Tucker en representación del gobierno, sino de una substancia exterior capaz de duplicar a las personas reemplazándolas por seres idénticos, pero sin sentimientos ni emociones, tratando de igualarnos a todos en una sociedad sin problemas ni libertades.
Otra de las variantes es que la doctora intenta mantenerse despierta no sólo para luchar contra la invasión, para lo que cuenta con la ayuda de su amigo el doctor Ben Driscoll, sino para tener tiempo de salvar a su hijo, anteponiendo el sentimiento materno, intensificando así la actuación del personaje, del que Nicole Kidman hace una aceptable interpretación, así como también Daniel Craig.
El film queda reducido a una combinación de ciencia ficción con bastante acción y escaso suspense que poco aporta de novedad con respecto a las anteriores versiones, con una discreta dirección sin altibajos y un guion un tanto convencional, con un montaje atropellado y artificioso .
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