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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hoy día no es fácil encontrar películas encuadrables en un género puro, sino que con frecuencia se mezclan las coordenadas y se mixtifican.
Y eso es lo que ocurre en este film en el que por un lado tenemos una cinta de aventuras bélicas y por otro una cinta de ciencia ficción, y a fe que la mezcla no ha resultado del todo mal, sino todo lo contrario.
Comienza con la aventura de un comando de experimentados combatientes norteamericanos a los que se les encomienda la misión de rescatar en la jungla centroamericana a unos asesores aliados que han sido apresados por la guerrilla y en su incursión hacen una prisionera que se une al grupo.
La misión resulta satisfactoria, pero durante el regreso se dan cuenta de que algo invisible está dándoles caza uno a uno.
Ese algo resulta ser un alienígena que se queda con las calaveras de sus víctima como trofeos.
A partir de ahí cambia el signo de la historia, ya que el grupo ha de enfrentarse a ese ser misterioso y desconocido que irá eliminándolos a todos hasta encontrarse ante el protagonista solo y desarmado.
En ese momento es la inteligencia humana la que ha de buscar los recursos necesarios para combatir a la misteriosa fuerza.
Se mezclan aquí la acción y la violencia propia de las películas que habitualmente suele interpretar Arnold Schwarzenegger, con el enigma y el misterio propio de films como 'Alien, el 8º pasajero' (1979), elemento que se justifica porque los creadores de este monstruo son los mismos que hicieron 'La cosa' (1982) y 'Aliens, el regreso' (1986), con lo que resulta un coctel explosivo e interesante, bien llevado con un guion que mantiene la atención constante, aunque haya un pequeño bache hacia la mitad, que no empaña mucho el resultado.
El film se convirtió en el mayor éxito del musculoso actor hasta esa fecha y acabó por consolidad su carrera como una gran estrella del celuloide.
Como dato anecdótico cabe destacar que el por entonces desconocido Jean-Claude Van Damme fue elegido para encarnar al depredador, pero las dimensiones del disfraz obligaron al actor belga a ceder su puesto a Kevin Peter Hall, un actor de casi dos metros de altura que más tarde se metió en la piel del afable Pies Grandes tanto en la cinta 'Bigfoot y los Henderson' (1987) como en la serie de televisión que se hizo sobre el personaje.
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