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CRITICA
Por: PACO CASADO
De nuevo tenemos a Martin Scorsese en una nueva producción dedicada al deporte como en su momento lo hiciera con 'Toro salvaje' (1980) con el mundo del boxeo, esta vez es con el billar americano.
Robert Rossen hizo una película que se llamó 'El buscavidas' (1961), sobre una primera novela de Walter Tevis y al cabo de 25 años el escritor volvió a tomar a los mismos personajes en una segunda entrega, ya más envejecido el protagonista, que ha cambiado su profesión de jugador profesional de billar por la de representante de una marca de licores, pero el gusanillo lo sigue llevando dentro.
A Martin Scorsese no le acabó de convencer el argumento y lo rehízo un poco a su gusto.
No hizo falta envejecer a base de maquillaje a Paul Newman para interpretar este papel, el tiempo se encargó de ello.
Eddie Felson, antiguo campeón del billar ha olvidado el juego del taco y las bolas de marfil, en lo que fue todo un gran maestro del billar.
Hoy es un próspero comisionista de licores y ahora que está retirado, hasta que un día ve en un bar local jugar al joven Vincent Lauria, un chico algo presumido, pero en el que reconoce que tiene talento y clase, grandes condiciones para el juego que encuentra en él una imagen joven de sí mismo y le propone asociarse con él.
Eddie se ofrece a enseñarle cómo convertirse en un buen jugador y notable estafador y después de alguna duda, Vincent acepta.
Eddie ve en él la posibilidad de ganar mucho dinero y se dedica a enseñarle los trucos del oficio.
Tras llegar a un acuerdo lo lleva a él y a su novia Carmen en una gira por todo el país jugando en los mejores salones de billar en busca de incautos a los que engañar..
Se unen así la veteranía, la voz de la experiencia y la astucia, con la juventud, la inocencia y el fair play.
El veterano jugador quiere ganar dinero, aunque sea perdiendo; el joven quiere vencer para triunfar.
El primero recibirá una gran lección mientras más en plan maestro se comporta.
Al veterano jugador no le importa ya dejarse perder (en el juego) para ganar (en las apuestas), aunque sea olvidándose de la dignidad profesional, porque lo que le interesa es el color del dinero, como figura en el título.
Finalmente el discípulo le salió aventajado y las armas que le entregó en su aprendizaje, ahora se vuelven contra él.
Vincent tiene su orgullo y no acepta fácilmente perder algunas partidas para hacer subir las apuestas hasta dar el golpe definitivo.
El guion de Richard Price crea unos personaje verosímiles con unas relaciones dramáticas en las que muestra críticamente la obsesión por el triunfo tan habitual en la cultura americana.
No se si en alguna ocasión han observado que en una receta de cocina todo debe estar equilibrado para que el pastel no resulte demasiado dulce, el guiso salga salado, si sobre o falte algo.
En el cine ocurre lo mismo y a veces a alguien se le va la mano en alguno de sus aspectos.
A Martin Scorsese se le ha ido la mano en las escenas de billar, que por cierto es donde está la emoción, y la película, que tiene un buen fondo, resulta desequilibrado, a pesar de la notable fotografía de Michael Ballhaus y la buena música que posee de Robbie Robertson, con un guion interesante de Richard Price.
Tiene una buena actuación de Paul Newman, al que le da la respuesta un casi novato Tom Cruise en esos momentos, la notable revelación de Mary Elizabeth Mastrantonio, correcta Helen Shaver.
No es necesario haber visto 'El buscavidas' (1961) para seguir esta historia ya que funciona bien de manera independiente.
Paul Newman por fin ganó el Oscar al mejor actor por este trabajo tras haber sido nominado en siete ocasiones siendo olvidado. Premio NBR a Paul Newman y al Film.
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