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CRITICA
Por: PACO CASADO
Conmovedora, emotiva y atractiva película del famoso cineasta galo Jean Becker, director de 'La fortuna de vivir' (1999) o 'Conversaciones con mi jardinero' (2007), entre otras.
Se trata de una adaptación de la novela 'Deux jours à tuer', de François d'Epenoux, autor que también participó en la escritura del guion junto a Eric Assous y el propio director, como suele hacer habitualmente en todos sus films.
Antoine Méliot, es un hombre de 42 años, un publicista que tiene todo lo que necesita para ser feliz, que parece tener una vida aparentemente perfecta.
Se lleva bien con su socio y su empresa funciona perfectamente; su guapa mujer, Cécile, y sus dos hijos adorable que le quieren; tiene una discreta relación con su amante, Marion; vive en una bonita casa en Yvelines, cerca de París, posee dinero, tiene unos buenos amigos con los que puede contar y vecinos muy serviciales.
Pero un día su vida da un cambio cuando en una reunión con un importante cliente, pierde los estribos y el gran proyecto a realizar que le ha gustado a quien lo encargó.
Debido a ello le ofrece a su socio que le compre su parte en las acciones del negocio y abandona la empresa.
Pero bastará con un fin de semana para que Antoine, a todas luces el hombre más tranquilo del mundo, destruya su propia vida de repente, algo que no debe ser fácil de representar sin caer en una parodia o en un sentido del humor más bien absurdo.
Tal vez sea debido a la crisis de los cuarenta o a un ataque de locura ¿Quién sabe?.
Antoine se comporta como un héroe, trata de seguir su propio camino en una actitud elegante, algo loca pero valiente.
La sencilla y breve historia, que toca temas como la infelicidad, los anhelos del corazón, el egoísmo, el amor, entre otros, en el fondo hace una crítica social sobre e tipo de acciones generosas que todos podríamos llevar a cabo, que enriquecen la vida de ciudadanos ancianos que a menudo suelen estar solos.
Una vez más el cine francés hace gala de su calidad a través de uno de sus directores actuales más emblemáticos como es Jean Becker que de nuevo echa una mirada tierna y comprensiva hacia el ser humano, que en un sorprendente giro de guion le presenta una realidad desconocida para el espectador.
Por su parte en el aspecto interpretativo, Albert Dupontel hace un buen trabajo de su exagerado papel, demasiado egoísta en sus decisiones a tomar, pero el público comprende su rebeldía contra la burguesía acomodada, estando más desdibujado el resto de personajes.
El guion aunque está muy bien escrito sin embargo tiene un desenlace algo precipitado y termina destacando la importancia del amor y del perdón ante los errores.
Nominada a tres César: mejor actor Albert Dupontel, actor de reparto Pierre Vaneck y guion adaptado. Nominado a los Globos de cristal a mejor film y actor Albert Dupontel.
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