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CRITICA
Por: PACO CASADO
El tema de la droga es fácilmente el motivo de cualquier película policiaca norteamericana, lo que no lo es tanto que haya producciones propias del país donde nació este negocio, aunque algunas hay como "Sumas y restas" (2004) o "El rey" (2004), y ahora nos llega la última de este género.
Basada en una historia real que cuenta el origen del narcotráfico en Colombia que se sitúa en los años 70, cuando la juventud americana comienza a aficionarse a la marihuana, lo que hace que los agricultores de la zona ganen dinero rápidamente.
En el desierto de La Guajira, en el norte colombiano, una familia indígena Wayuu toma el mando del narcotráfico, pero la ambición por la riqueza ocasiona guerras fratricidas que ponen en peligro sus vidas y tradiciones con los negocios que hacen con los alijunas (extranjeros).
El film se adentra en un terreno poco explorado por el cine de habla hispana con cierta maestría y belleza de las imágenes que ya es marca del realizador colombiano de 'El abrazo de la serpiente' (2015), entre otras.
Una familia, una tradición y una comunidad la de los Wayuu, encabezada por Rapayet que trata de conseguir la dote para casarse con Zaida, la hija de Θrsula, para después convertirse quien dominan el narcotráfico, son tema para una tragedia épica donde las drogas, el dinero y la lucha de poder vuelan sobre unos personajes como los pájaros de verano.
Una cinta colombiana de Ciro Guerra y la productora de sus dos títulos anteriores, su ex-esposa Cristina Gallego, que ha decidido pasarse a dirigir, son los responsables de esta compleja e interesante historia, que está ambientada en los años 70 en el poco conocido episodio de la llamada Bonanza marimbera, cuando el cultivo y venta de marihuana trajo riqueza y también problemas a algunas familias de esta comunidad indígena, donde la tradición ancestral de estos pueblos empezó a desaparecer en favor de un capitalismo salvaje y agresivo debido a la entrada de dinero de forma masiva de los Estados Unidos.
Todo lo que se ve está copiado de la realidad y mostrado a través de diferentes familias creadas para la ficción argumental.
Esta sociedad ha quedado apartada hoy día del estado colombiano y creó una crisis humanitaria que ha ocasionado la muerte de muchos niños por desnutrición.
Es el relato de una tragedia narrada en forma de thriller con ese gran problema del narcotráfico en Colombia que tanta violencia ha traído a ese país y alejada de la modificación de la vida de los capos mafiosos, está rodado con los fundamentos del cine de gángsteres con sus luchas de poder, dinero y sangre.
Nos muestra también la forma de vida y las tradiciones de este pueblo indígena abocado a la desaparición.
Una película singular que estuvo entre las nueve preseleccionadas al Oscar, que mezcla las historias indígenas, con sus rituales y supersticiones, manías y costumbres atávicas de siglos, sin cambiar con el inicio del narcotráfico en Colombia, a partir de un grupo de indígenas que con la llegada de los norteamericanos comenzaron a venderle marihuana y ganar dinero, iniciándose así los primeros cárteles de la droga.
Transcurre entre los 60 y los 80 y habla de la codicia, los códigos familiares y cómo todo esto destruye a las tribus indígenas, con gente que pasa de vivir en chabolas a hacerse casas, comprarse mansiones a través del poder del dinero que produce la marihuana.
Es interesante el personaje de Θrsula que trata de mantener a las familia unida y lucha hasta el final por ello.
El guion está dividido en cinco capítulos o cantos, que se van produciendo en distintas fechas que marcan las etapas de la evolución desde el descubrimiento de la marihuana hasta el tráfico que se hace con ella en nuestros días y lo que ello origina en las familias que negocian con ella.
Cuesta un poco entrar en esta historia, sobre todo al principio, siendo más fácil conforme se van conociendo a los personajes y las relaciones que se establece entre ellos y sus enemigos en los que las traiciones se pagan con sangre o con dinero.
Tres premios Fénix: film, música y actriz Carmiña Martínez. Mejor guion en el F. de El Cairo. Placa de plata a la fotografía y dirección artística en el F. Chicago. Premio Coral al mejor film en La Habana. Premio del jurado a la mejor dirección en el F de Lima. Mención de honor en el F. de Londres. Premio Fipresci en Motovun. Premio D. Quijote en el F. de Tromso.
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