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CRITICA
Por: PACO CASADO
Henry Hathaway era tal vez el director norteamericano con mayor número de películas realizadas después de John Ford de entre los clásicos.
Sus obras no tenían el acabado del maestro, pero sí el aire artesanal y fluido que caracterizaba al cine de Hollywood, sabiendo contar una historia sobre todo si era un western.
'Nevada Smith' (1965) está dentro de esos cánones.
Un chico quiere vengarse de los asesinos de sus padres.
Max Sand es un joven de madre india y padre blanco, cuya vida cambia radicalmente cuando sus padres son asesinados por tres buscadores de oro.
Sand huye de allí y conoce a un comerciante de armas que le enseña a disparar correctamente y a comportarse como un pistolero.
Con el nombre de Nevada Smith irá a la búsqueda de los tres forajidos para cumplir su justa venganza.
El tema no es nuevo y se puede dar en cualquier género sin alterar su esencia.
Es el sistema de la tragedia clásica en la que la fatalidad juega con el personaje hasta destruirlo.
Hathaway no es un trágico, pero sí un buen narrador de relatos que sabe contarlos con precisión, atento a los hechos, realizando así uno de los últimos western de su filmografía , así como uno de los más interesantes, en el que narra la clásica historia de una venganza.
El guion, que está basado en la novela original The Carpetbaggers, de Harold Robbins, deja que desear en su estructura y no hace un estudio riguroso de la historia: la narración avanza a saltos, notándose lagunas, como si faltara ingenio para resolver algunas situaciones.
El espectador ha de creerse que la historia es así, sin plantearse una reflexión, pero no obstante es cine de buena calidad.
Sin embargo, lo mejor del film es su puesta en escena, donde el director no sólo sabe deleitar con su habitual sentido del ritmo y de la acción, sino que además le da una potencia físico poco habitual en su cine.
Hathaway dirige con ese sutil buen oficio de los realizadores americanos, con un esmerado cuidado de la creación de ambientes, claridad en la narración y muy ajustados a sus papeles los actores.
Un largometraje, en definitiva que entretiene y hace disfrutar tanto por la historia que cuenta como por las interpretaciones del mismo con un Steve McQueen que empezaba a ser considerado una estrella del cine de Hollywood y a su lado la veteranía de Karl Malden, Arthur Kennedy o del italiano Raf Vallone.
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