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CRITICA
Por: PACO CASADO
Parece que está de moda el anime japonés ya que de un tiempo a esta parte nos están llegando algunas producciones de este género que tienen una cierta aceptación, sobre todo por los aficionados a esta clase de dibujos animados, entre ellos están los del manga, pero también los hay de otros temas como los que tratan los grandes maestros del anime nipón.
El pequeño Kun, es un niño de cuatro años, muy mimado y consentido, que recibe todo el amor y cariño de sus padres al que dejan de prestarle tanta atención y de ser el centro de las miradas de todos, cuando nace su hermanita Mirai (en japonés significa futuro).
Frustrado y bastante molesto por el acontecimiento de la llegada de la que a partir de ahora se va a convertir en su rival, empieza a experimentar situaciones en casa que nunca había vivido hasta entonces, se pone celoso de ella y comienza a portarse mal para que le presten más atención.
Pero las cosas cambian de forma mágica cuando la versión adolescente de su hermana Mirai viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una extraordinaria aventura más allá de lo imaginable.
Esto le permite conocer a un hombre que le enseña a montar en moto, sin que en ese momento sepa que ese era su bisabuelo, que conozca a su madre cuando era pequeña, que tenga una aventura con una niña con la que disfruta desordenando su casa o que se pierda en la estación de Tokio donde se queda extasiado al ver los de verdad de todas las clase de trenes que él posee de juguetes y con los que suele entretenerse con bastante frecuencia, por lo que los conoce a la perfección a pesar de su corta edad.
Todas estas aventuras hará que Kun termine madurando y comportándose con su hermana pequeña como el hermano mayor que es para ella finalmente.
La película posee un estupendo guion, muy humano, que mezcla con algunos momentos de fantasía, que muestra de forma extraordinaria la psicología del niño, las reacciones que éste experimenta con sus rabietas y actitudes ante los padres y la hermana, así como las conversaciones que tienen los padres ante la situación que ahora se le presenta con dos hijos y recuerdan cómo eran antes de tenerlos; apunta de paso la igualdad de género al compartir ambos la tarea del hogar y el cuidado de los hijos cuando ella se va a trabajar.
A la hora de escribir el guion Hosoda se basó en su propia experiencia con su hijo de tres años en esas mismas circunstancias, a las que añade un poco de fantasía.
Es el séptimo film de animación del cineasta japonés Mamoru Hosoda, el director de 'El niño y la bestia' (2015), del que ya habíamos visto 'Digimon' (2000), que le sirvió de aprendizaje, que nada tiene que ver con ésta que se basa en una historia familiar para dar forma a este relato fantástico sobre este niño que se muere de celos cuando nace su hermana pequeña y monopoliza la atención de sus padres que dejan de darles los mimos que antes le daban al ser el único niño de la casa.
Mediante esta fábula Hosoda reflexiona, en esta su obra más personal, sobre el amor fraternal, la familia, la vida y el legado que se transmite entre generaciones.
Se presentó en la Quincena de realizadores del Festival de cine de Cannes, siendo la primera cinta de animación de la historia con la premiere mundial en una sección a competición del prestigioso certamen francés.
También participó en la sección oficial de largometrajes a concurso del Festival de cine de Annecy y en el de San Sebastián se presentó en el apartado Perlas, ganó el premio al mejor guion y el del público en el festival Nocturna de Madrid.
Para buena parte de la crítica es el trabajo más personal del excolaborador de los todopoderosos estudios japoneses Ghibli.
Nominada al Oscar y al Globo de oro a la mejor película de animación. Premio Annie. Premio mejor film de animación en Sitges. Premio de los críticos de Florida.
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