|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En la puritana Inglaterra de 1693, en la población de Salem muchas personas eran acusadas de brujería y por ello metidas en prisión cuando no colgadas en la horca o quemadas en la hoguera.
El novelista Arthur Miller se inspiró en aquellos hechos para escribir en 1953 su obra de teatro Las brujas de Salem.
El guion de esta película toma a su vez la obra de teatro, pero no sitúa la acción en el siglo XVII, sino en la actualidad y la brujería es sustituida en este caso por el hackeo de móviles inteligentes que desencadenan una ola de violencia entre los habitantes de la ciudad de lo que se culpa a cuatro chicas.
Sam Levinson, por cuyo apellido habrán adivinado que es hijo de Barry Levinson, el director de 'Rain Man' (1988), hace con 'Nación salvaje' (2018) hace su segunda película cuya acción sucede en la periferia de una ciudad norteamericana, que curiosamente se llama como la inglesa, Salem, en cuya realización juega a veces con la pantalla partida.
En ese lugar cuatro chicas adolescentes, Lily, Em, Sarah y Bex, se lo pasan bien, chateando sobre sexo en las redes sociales, al tiempo que reclaman vivir en libertad, orgullosas de sus propios cuerpos y sexualidad, el derecho a la intimidad y acabarán convirtiéndose en vengativas heroínas de la era de internet, porque llegado el momento deberán luchar para sobrevivir cuando han de enfrentarse a toda una ciudad que las acusa, sin tener auténticas pruebas, y ataca contra ellas queriéndolas linchar.
Alguien anónimo está hackeando, de forma malintencionada, los teléfonos móviles, obteniendo así fotos y videos acusatorios y comprometedores de algunas de las personas más importantes de la ciudad de Salem, que son divulgados a través de las redes sociales, llegando a todo el mundo, lo que se hace rápidamente viral, perjudicando a los interesados al exponer a la luz pública los secretos inconfesables más íntimos de los mismos.
El primero en caer es Bartlett, el alcalde, practicando sexo homosexual. Detrás irán otros como Turrell, el director del instituto, al que le descubren fotos de su hija desnuda acusándolo de pedófilo. Posteriormente el jefe de policía.
En este film la violencia es una metáfora del patriarcado opresor y el desprecio absoluto cuando se trata de denunciar las malas conductas de algunas personas.
Es una crítica a la sociedad norteamericana contemporánea y a lo que puede suponer el mal uso de las redes sociales con intención de perjudicar, divulgando rumores falsos o verdaderos.
Aunque no se profundiza en ellos toca temas como la violencia, la sexualidad, la homofobia, las drogas, la misoginia, el racismo, la pederastia, la violación, el acoso escolar, la hipócrita falsa moral, la intolerancia, etc..
Tiene una primera parte que parece una comedia juvenil sobre estas chicas que se lo pasan bien, enviando mensajes o videos a través del teléfono móvil, para terminar en algo totalmente, opuesto, aunque en algunos momentos se podía presentir.
Debido a ello la pacífica población se convierte en una muchedumbre enfurecida a la caza de alguien que pague por hacer públicas sus vergüenzas y todos se ponen frente a ellas al considerarlas culpables de lo que está ocurriendo, como si fueran unas brujas modernas, sobre todo de una de ellas, Lily.
Pero esa buena intención de prevenir sobre esos delitos y sus consecuencias, está envuelta en una especie de cinta que en algunos momentos roza el género de terror convirtiéndose en los metros finales en una auténtica batalla campal, en una orgía de sangre y asesinatos, sin más razón que tomarse la justicia por la mano o la venganza, para terminar reservándose una sorpresa final.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE