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CRITICA
Por: PACO CASADO
D. Antonio Carotenuutto, comandante de la policía municipal de Sorrento y director fundador de su banda de música, lleva años aplazando su boda con doña Violante, su eterna prometida y ha agotado las excusas.
En el último momento, ya en vísperas de la boda, urde un último recurso heroico: reorganiza la banda de música y viaja a su frente, esta vez con el pretexto de que la banda va a Andalucía, concretamente a Sevilla, para participar en un concurso de carácter internacional.
Allí conocerá a Carmen, una hermosa y guapa cantante y bailarina sevillana que es el vivo retrato de un viejo amor fallecido hace muchos años, que le llevará de cabeza durante su estancia en la capital andaluza.
D. Antonio se lanza a la conquista de la bella muchacha, pero Carmen está comprometida con otro pretendiente más joven.
Cuarta y tardía entrega de la serie Pan amor y, con la que el cineasta italiano Luigi Comencini inauguró el llamado Neorrealismo rosa.
La película sigue el mismo esquema o parecido de los títulos precedentes, tomando a su vez de la commedia dell'arte, el hecho de que un hombre bebe los vientos por una bella joven, deseada por todos.
Tiene en común con las tres anteriores el tener como principal protagonista masculino a Vittorio de Sica, pero al tratarse de una coproducción de Italia con España, en este caso la heroína corrió a cargo de la andaluza Carmen Sevilla, sustituyendo a Gina Lollobrígida y Sofía Loren como protagonistas de las anteriores.
Pese a tratarse de la peor de la saga, algunos creen que es la mejor del director Javier Setó, que ya es mucho decir.
Se trata de una coproducción entre Italia y España que supone la cuarta entrega de esta saga, realizada siguiendo las pautas marcadas por las anteriores.
Continúa Vittorio de Sica en su papel de maduro conquistador en el personaje del comandante Carotenutto y se incorpora la atractiva Carmen Sevilla a la que se disputan varios jóvenes pretendientes. .
Para Vittorio de Sica cuando estaba haciendo esta comedia creía que era una feliz continuación de la serie iniciada con Pan, amor y fantasía (1952) y continuada con Pan, amor y celos (1954) y Pan amor y... (1955) pero igual no vio los resultados finales.
Las deficiencias del guion, que no se preocupa de definir bien los tipos y eso que el personaje del Comandante Carotenmutto quedó muy claro en los anteriores films de la serie.
Hay unos aspectos negativos en la ambientación y la iluminación de las escenas que hace que las rodadas en el barrio de Santa Cruz de Sevilla parezcan hechas auténticamente en un estudio.
La dirección da verdadera pena, sin sacar partido a ninguno de los elementos de que disponía, con un trabajo rutinario y sin ningún relieve.
El color es flojo, perdiéndose en los segundos planos la nitidez y la calidad de la fotografía de Antonio L. Ballesteros que resulta vulgar, como la música de Alessandro Cicognini, y la irregular interpretación, a excepción de Peppino de Filipo que se destaca un poco del resto.
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