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CRITICA
Por: PACO CASADO
Versión de una pieza de teatro escrita por Garson Kanin, que pose la sutil ironía, la inteligencia descriptiva y el conocimiento de las mujeres y de la gente que revelan al director de siempre, al que sabía manejar a las actrices como nadie, que no era otro que George Cukor.
Judy Holliday ganó el Oscar por su papel de corista, que interpreta a Billie Dawn, amante de Harry Brock, un chatarrero enriquecido con negocios turbios, a la que éste quiere dar cierto barniz cultural.
El profesor Paul Verral se encarga de educarla, suavizar sus malos modales y hacer más presentable en sociedad, con el resultado indeseado de que la chica cobra conciencia de que su marido no es más que un corrupto delincuente y también de su dignidad y se niega a ser tratada como mujer objeto por su bruto marido y como materia moldeable por el culto profesor, del que termina enamorándose.
Una comedia de personajes llevada con la fluidez habitual de Cukor, aunque con un tono demasiado didáctico: el contraste del chatarrero despótico con el intelectual democrático y la adopción por parte de la chica de los valores de éste resulta, no obstante, demasiado elemental.
Los magníficos diálogos e interpretaciones lo compensan sobradamente.
Es una comedia agradable y superficial, en la que un magnate, conocido como El rey de la chatarra, llega a Washington dispuesto a comprar a un político que el ayude a quedarse con la exclusiva de los desechos del ejército.
El film cuenta con la adorable Judy Holliday en el centro de la trama, controlando todos los recursos amorosos del argumento, espléndida en la encarnación de una rubia ingenua y aparentemente tonta.
Antes que a ella se le ofreció interpretar este papel a Rita Hayworth y a Jean Parker pero lo rechazaron.
Tal vez no podían pensar que por este trabajo Judy Holliday llegaría a obtener el Oscar, que por cierto fue uno de los más reñidos de la historia de este premio, ya que en ese año concurrían Bette Davis y Anne Baxter por Eva al desnudo (1950), Gloria Swanson por El crepúsculo de los dioses (1950) y Eleanor Parker por Sin remisión (1950).
La película, el director, el guion y el vestuario también fueron nominados.
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