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CRITICA
Por: PACO CASADO
A veces el concepto de cine religioso se confunde con películas sobre la vida de los santos, cuando en realidad cualquier tema puede tener más fuerza en ese sentido si está tratado con el suficiente distanciamiento como para conseguir mejor el propósito que se pretende.
Stephen Fermoyle, un sacerdote de Boston, comienza a ascender en la escala de la jerarquía eclesiástica.
Sin embargo, en su vida ha tenido que superar situaciones muy delicadas y realmente peligrosas, como un enfrentamiento con los nazis en Austria.
Uno de los films más polémicos del director vienés fue este drama inspirado en una novela superventas de Henry Morton Robinson, que a su vez se basa en la historia real de Francis Spellman, un arzobispo de Nueva York que terminó convertido en cardenal, cuya traslación a la pantalla fue financiada en parte por el Vaticano.
No deja de ser curioso que fuera un protestante como Otto Preminger quien consiguiera con 'El cardenal' (1963) una de las producciones más católicas que se habían visto en el cine hasta esos momentos.
Basándose en la citada novela, Preminger lleva al cine una cinta que cumple todos los objetivos sin que por ello tuviera que abandonar el tono espectacular y hacer que interese a todos los públicos.
Plantea la problemática de esta persona que tiene el dilema de enfrentarse consigo mismo en su lucha interna como sacerdote y como hombre, hasta conocer cual es el camino que debe seguir en la vida, aunque sea a costa de su propia familia y de tropezar con múltiples dificultades: violencia, racismo, guerra, y un largo etc.
Desde el punto de vista cinematográfico la película es perfecta, ya que está muy bien adaptada la novela y a la que quizá tan solo le sobren algunos metros y determinadas escenas que podían haberse suprimido, sin que por ello sufriera en su finalidad.
Posee una gran dirección de Otto Preminger, perfección técnica, notable interpretación de su extenso reparto, entre los que figura un secundario de lujo como el director John Huston en una de sus pocas incursiones como actor, realizando un trabajo que fue premiado por la Academia de Hollywood con una candidatura al Oscar, siendo el más flojo de ellos precisamente el protagonista, Tom Tryon, que abandonó la carrera de actor tras esta interpretación, cansado del trato humillante al que le sometió el director Otto Preminger.
Globo de oro al mejor film dramático y a John Huston como actor secundario. Seis nominaciones al Oscar: dirección, fotografía, decorados, vestuario, John Huston y edición. Premio de la National Board of Review.
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